El aprendizaje del oficio de
pastor exige que el perro preste mucha atención. Después del
esfuerzo llegará la recompensa y el descanso merecidos.
Manipulaciones
En
las manipulaciones en el redil de selección hay dos ejercicios que
el perro debe hacer para ser útil.
Saltar Barreras
Para
enseñarle a saltar, se lleva al perro con la correa cerca de la
cerca de una barrera de 0,50 a 0,60 cm de altura; cuando estén a
unos 2 metros de la barrera, se paran y a la orden de “Roc,
salta”, los dos franquean el
obstáculo en un sentido y después en el otro. En cuanto el perro
haya conseguido saltar sin valerse de las patas delanteras, se
aumente la altura progresivamente hasta 1 metro.
Cuando
el perro haya comprendido, se hace que se tumbe a unos 2 metros y que
se quede así. Se le pone con la correa alargada y se le lleva cerca
de la barrera y se le hace saltar a la orden “Roc,
salta”. En cuanto ejecute
bien el ejercicio en los dos sentidos, se le hace repetirlo sin
correa.
Subirse a la espalda de las
Ovejas agrupadas
Esta
maniobra permite tanto el paso del rebaño por un lugar estrecho
actuado sobre los animales en cabeza como frenar el impulso demasiado
fuerte tomado en una dirección no deseada.
Para
enseñar este delicado ejercicio, se entra en un pasillo de selección
situado, a ser posible, contra una pared y se agrupan las ovejas. Se
lleva el perro por la correa y sin forzarlo se le pone encima de la
espalda de las ovejas apretadas unas contra otras procurando que no
se caiga entre las ovejas.
Se
le ayuda a que se sienta seguro y se le anima a que ande por encima
de ese substrato extraño procurando que no toque el suelo, pues se
expondría a que lo pisaran. No debe descender más que para subir
sobre otro grupo o colocarse al final del pasillo, detrás, de manera
que el conjunto del rebaño pase por el postigo controlado por el
pastor.
Fin del Trabajo
Una
vez ejecutada la orden, y si ya no es necesaria la presencia del
perro cerca de las ovejas, conviene decirle que el trabajo se ha
terminado. Utilizar siempre la misma palabra para que no la confunda
con las órdenes que se dan en los ejercicios. Decirle, por ejemplo,
“Roc, se acabó”,
hacer que se acerque y halagarle. Comprenderá, se relajará y se
tomará un bien merecido descanso.
El Ladrido
Con
el rebaño, el perro debe trabajar en silencio para no espantar las
ovejas. Pero hay circunstancias en las que es útil que ladre, como
cuando hay ciertas ovejas que le plantan cara, o se niegan a pasar
por un paso estrecho, o cuando se descubre alguna oveja enferma, etc.
Algunos ejemplares no ladran instintivamente cuando están
impacientes o descubren algo; a éstos hay que enseñarles a ladrar a
la orden.
Para
ello conviene aprovechar ciertas ocasiones. Así, al llevarle la
comida, se imita el ladrido de un perro diciéndole: ”ladra”
y se le da la comida en recompensa cuando haya ladrado. También se
puede escoger el momento del paseo para hacer una falsa salida
(ponerle el collar por ejemplo). En cuanto se ponga a ladrar de
impaciencia se le ordena: “ladra”.
Se le hace una caricia y se le lleva de paseo. Si no ladra se le
excita imitando el ladrido de un perro. En todo caso se ha de ser muy
paciente y hacerle ladrar hasta que lo haga a la orden sea cual sea
el lugar.
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Erik Farina (Etólogo Canino)
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