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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Educar con refuerzos positivos


Nuestro conocimiento sobre el comportamiento canino aumenta constantemente, por lo que todo lo relativo a su capacidad de aprendizaje ha sido revisado en los últimos tiempos. Así, se ha comprobado que adiestrar con premios es más efectivo que hacerlo con castigos.
La idea principal de este método es orientar al perro, preferentemente desde que es cachorro, hacia el comportamiento que nos complace, en lugar de reprimir aquello que estimamos indeseable. Este método tiene muchas ventajas, por ejemplo, que es más agradable tanto para el perro como para el dueño y que en ejemplares especialmente tozudos es el único efectivo.
Este método no se aplica igual durante toda la vida del perro, sino que el refuerzo positivo es constante en la primera fase de aprendizaje, intermitente cuando el perro demuestra constancia en el comportamiento aprendido y esporádico cuando el perro apenas tenga un comportamiento distinto al deseado.
Por supuesto, no faltan opiniones que lo rechazan al considerar que el perro actúa debido al “soborno” y que están convencidos de que dejará de obedecer cuando desaparezca la recompensa, pero si el adiestramiento se ha hecho correctamente, lo que se habrá producido es una asociación de la orden con el comportamiento, no de la orden con el premio.
Deseamos poner especial énfasis en que el perro, mucho más cuando es cachorro, no debe ver la recompensa antes de que efectúe el ejercicio, con el fin de evitar distracciones.
Asimismo, la entrega del premio debe ser inmediata a la acción adecuada, de lo contrario el perro no establece la relación entre la ejecución de la orden y la recepción de su recompensa.