El ladrido es un tipo de vocalización canina que fue desarrollado por y para el hombre. Algunas subespecies de lobos rara vez ladran.
Sin embargo, en la medida en que el lobo se hizo compañero de aventuras del hombre, se privilegiaba cada vez más en ellos el que ladraran y dieran señales de alarma ante la presencia de intrusos en los asentamientos humanos. Por lo tanto, el ladrido es un rasgo en la conducta de los caninos, que ha sido heredado y ha cambiado en diferentes razas de trabajo.
Por ejemplo, los caninos cazadores y sabuesos como los beagle y los terriers fueron seleccionados excepcionalmente por los diferentes tipos de vocalizaciones que emiten al cazar. Los perros de guardia se utilizan sobre todo por su conducta de acecho y ladrido para ahuyentar a otros.
De acuerdo con esto, debemos tener en cuenta que el ladrido es una característica racial que puede ser redirigida, pero no eliminada. Por ello, es determinante asesorarse de un especialista para escoger una raza que se ajuste a las condiciones de la vivienda del humano.
Tipos de ladrido
Existen diversos tipos que, al igual que en el humano, varían según su tono (de grave a agudo), siendo el grave un ladrido de mayor peligrosidad; su frecuencia (las vocalizaciones rápidas y cortas denotan mayor urgencia), y volumen (que indican el nivel de excitación y ansiedad del canino), y todos ellos van acompañados de expresiones posturales que refuerzan la intención del canino.
Se emiten ladridos de amenaza para evitar la proximidad de otro individuo; de alarma, para anunciar algún extraño; de cohesión, que buscan la comunicación territorial con otro animal que no pueden ver; de demanda, que buscan la atención de su manada, y los ladridos de ansiedad, sobre todo cuando se quedan solos, entre otros.
Por otra parte, es de vital importancia determinar la causa del ladrido para poderlo manejar adecuadamente. Cuando a través de técnicas de adiestramiento, castigos u objetos de control, como collares antiladridos, se busca eliminar las vocalizaciones sin identificar su causa, se puede aumentar el problema, la ansiedad y hasta desencadenar la agresividad.
Por lo general, estas están determinadas por el nivel de jerarquía que el canino percibe de su grupo familiar. Para evitarlas, es necesario implementar un programa integral de modificación de conducta, sobre todo cuando la vocalización se acompaña de gruñidos o ansiedad extrema (cuando se queda solo) o se han agotado los recursos sin ningún resultado. Es conveniente consultar a un profesional en el área.
Situaciones comunes
Si el ladrido se manifiesta especialmente en presencia del propietario, es porque el perro busca llamar la atención. Es un error corregirlo, gritarle o golpearlo, pues esto sería reforzar su conducta. Lo mejor es usar la técnica de evitación: cuando ladre, el propietario se retira inmediatamente y le quita el contacto. Esto solo funcionará si el canino es premiado tan pronto guarde silencio.
En la calle, cuando en presencia de uno de los propietarios en particular, el perro les ladra a otros caninos o a las personas, es porque ha desarrollado un ritual de comportamiento creado para llamar la atención de su dueño. Por ejemplo, si el propietario cada vez que ve acercarse a otro perro inmediatamente se pone ansioso y le habla al suyo para que se tranquilice, ya le está dando señales de alarma para que aumente su ladrido. Lo mejor es ignorar a los otros perros.
El sonido del timbre de la residencia y las visitas también pueden ser motivo para que empiecen a ladrar.
Para evitar que pase, lo mejor es guardarlo hasta que entre la persona y solo debe liberarse cuando esté tranquilo y en silencio.