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sábado, 7 de abril de 2012

La depresión afectan a los perros y a los gatos.

Conozca cuáles son las causas de esta enfermedad, cómo prevenirla y curarla.

Aunque parezca difícil saber cuándo su mascota está deprimida, existen algunas alarmas para identificar este mal: presenta cambios bruscos en su comportamiento, como decaimiento, falta de apetito, apatía por jugar, disminución de su actividad física e incluso agresividad o conductas compulsivas como la automutilación (lamiéndose o mordiéndose partes del cuerpo).

Ante cualquiera de estos síntomas, es necesario que el veterinario valore a su mascota, pues también puede ser la respuesta a una alteración orgánica, como por ejemplo dolor, fiebre, infección, etc.

Ya cuando se determine que sí es depresión, el tratamiento dependerá de las causas que la hayan generado.
Como ellos, gatos y perros, suelen ser animales sociables, el trastorno en su estado de ánimo puede ocurrir cuando se separan de su familia, cuando muere un ser querido humano o animal o cuando son maltratados física y psicológicamente.

Incluso, algunos empiezan a sentirse mal si no tienen un espacio suficiente para movilizarse o no se les dedica tiempo para ejercitarlos, jugar con ellos y consentirlos.

En cualquiera de las anteriores situaciones, será necesario modificar algunos hábitos. En casos severos se debe consultar con un médico veterinario etólogo, especialista en el comportamiento de las mascotas, para que formule una terapia conductual.

En situaciones aún más complicadas, el etólogo recetará medicinas psicotrópicas, que son medicamentos que regulan el estado de ánimo; además, se pueden usar medicinas alternativas como esencias florales y homeopatía.

Lo ideal es no dejar avanzar la enfermedad, pues es posible que la depresión baje las defensas del animal, al punto de que sea causa de otras patologías.

Para prevenirla, además de alimentar bien a su mascota, es necesario que comparta tiempo con ella. En el caso de los perros, sáquelos a pasear todos los días, y con los gatos, no se abstenga de consentirlos y jugar con ellos. Tenga en cuenta también que en los momentos en que el animal vaya a estar solo en casa, puede dejarle música o algunos accesorios que lo motiven a jugar.