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lunes, 23 de julio de 2012

Adiestramiento del perro de caza

A modo de generalización

Socializar. De cero a tres meses, como periodo ideal; más tarde se puede, pero ya pueden aparecer problemas de conducta. Erradicables, sí, pero de una complejidad desconocida.

Adiestramiento básico. Se puede comenzar después de la socialización del animal, pero aquí hay varios factores que influirán en el resultado en la ecuación. El factor principal es la presión. Si comenzamos a adiestrar a partir de los tres o cuatro meses es muy importante que la presión sea nula.

¿Qué es presión? Presión al animal es obligarlo, castigarlo, reñirlo, de tal forma que el cachorro obedece con miedo o sin alegría. La presión en estas edades debe ser mínima; a veces recomiendo que no se haga nada si no se entiende bien esto, porque es la edad más factible para estropear un perro. 

Lo que hagamos ahora se va a reflejar luego. Si lo hacemos bien, tendremos el camino más que allanado. Además, en perros con carácter dominante, la ausencia de presión ahora va a convertir después a ésta -a la presión- en un factor sorpresa que jugará de nuestra parte. En perros con carácter más sumiso, la presión requerida habrá de ser mínima.

¿Qué quiere decir todo este rollo? Que enseñéis jugando. Que hasta los siete meses, más o menos, el cachorro debe conocer caricias, juegos, premios en forma de comida, salidas continuas. La llamada la haremos muy a menudo, jugamos a escondernos y llamamos al cachorro, pues de este modo aprende a estar pendiente de nuestra posición y a acudir a la llamada porque cuando acude recibe un premio.

 Podemos ir asentando el cobro, pero sin obligar a que entregue. Muy importante en el tema del cobro es no agobiar al perro: si lanzamos el dummy o la pelota veinte veces, es normal que el perro se canse, se aburra. Con un par de veces basta y sobra. 

En este periodo, hasta los siete meses más o menos, repito, acostumbramos al perro al collar y a la correa, a salir atraillado hasta llegar al lugar donde soltamos. Os recomiendo que durante el tiempo que el cachorro esté libre, lo llaméis varias veces y lo atrailléis un par de minutos y lo soltéis de nuevo. 

¿Para qué? Para que no asocie la llamada y la correa al fin de la diversión, de la libertad, pues hay perros que no atienden a la llamada precisamente porque saben que cuando lo llamamos es para atar y para casa o a la perrera.

Podemos ir enseñando el “no”. Con tres o cuatro meses lo aprenden rápido y será una orden que nos servirá toda la vida. Ya traté el método de enseñarlo sin necesidad de presión alguna, simplemente con carencia de premio. Con pocos meses el cachorro de caza suele ser muy nervioso; podemos aprovechar a tranquilizarlo e ir asentando las bases del “sentado” y del “quieto”. ¡Ojo!, he dicho asentando, allanando, iniciando. 

Es sencillo; si aprovechamos que acude a la llamada y cuando lo hace le decimos sienta o sitz, a la vez que lo acariciamos de la cabeza al rabo presionando un poco para que se siente y rápidamente le damos un premio en forma de comida y lo seguimos acariciando, en poco tiempo cuando acuda a la llamada se sentará solo o dándole la orden de sitz, y si vamos espaciando en el tiempo el acto de darle el premio, es decir, no le premiamos enseguida, sino que esperamos unos segundos, le estaremos iniciando en la orden de quieto.

¿Cuándo lo pongo en contacto con caza?, ¿y la mariposa? La mariposa hemos dicho en infinidad de ocasiones que se puede utilizar un par de veces y después guardarla en lo más profundo del armario. Es algo que no enseña nada y sólo sirve para ver el instinto de muestra, pero no quiere decir nada.

Para poner al perro en contacto con caza no hay un tiempo mínimo marcado, solamente hay que ser coherente. Ya dediqué el artículo del mes pasado a este tema; nunca hay que tener prisa y es preciso ser conscientes de que un cachorro se está formando. No conviene darle paseos excesivamente largos ni sacarlo de caza al menos hasta los siete u ocho meses, y siempre sabiendo que no debemos exigir nada de nada; pretenderemos el contacto con emanaciones, con piezas de caza, nada más. 

¿Y la caza de granja, cuando ponerle alguna codorniz? También hemos tratado este tema varias veces. Resulta ridículo ponerle a un cachorro de cuatro meses una codorniz de granja; no es lo que más necesita ahora precisamente y seguramente perjudique más que ayude a ese futuro cazador y a su muestra, de modo que hasta los siete u ocho meses desechar esa idea.

A partir de los siete meses

Aquí la cosa comienza a cambiar, aunque depende de cada cachorro, claro. Recordad lo de la observación, su carácter. Precisamente el carácter de un perro es el indicativo primordial que nos va a marcar la presión, el premio y el castigo. Normalmente no acepto perros para adiestrar que tengan menos de diez meses; suele ser una edad que nos marcamos para evitar riesgos y siempre basándonos en el carácter del perro, pero esto no quiere decir que el adiestramiento básico entendido ya como tal, con sus presiones normales, sus premios y sus castigos, no se pueda comenzar un par de meses antes. 

 Aquí también entra el factor del gusto, la forma de cazar de cada persona, cómo quiere que cace un perro, que sea más dependiente del cazador o menos, que prime la iniciativa o la obediencia. 

Efectivamente, todo esto puede influir dependiendo de a qué edad comencemos y cómo lo hagamos, claro, pero sobre todo la edad, porque si empezamos muy pronto, seguramente y sin querer vamos a someter demasiado. El que quiera esto, adelante, su perro es suyo y sus gustos también; lo digo sobre todo para el que no lo quiera, que sepa a lo que se expone.

Ya estamos en edad de comenzar el adiestramiento básico puramente entendido o de saltárnoslo y comenzar el adiestramiento de caza. Sí, se puede hacer, pero siempre nos va a ser más sencillo tener una base, porque la misma, lo hemos dicho cientos de veces, ayuda a jerarquizar y a que el perro se una más al que lleva la escopeta, a entender que él por sí solo no es nadie; en definitiva, que forma un equipo. 

Es época de comenzar con el ejercicio del cobro, presionando con la cuerda para que traiga, metiéndole el dummy en la boca si no coge o no porta. Si hemos trabajado la llamada correctamente, nos va a facilitar mucho las cosas con el cobro, y si no, aprovechamos ahora para presionar en la llamada utilizando también la cuerda, aunque no nos podemos olvidar de los premios. Es tiempo también de comenzar con el ordenamiento en la búsqueda, la búsqueda cruzada.

Trabajar la muestra, bien para asentarla o para ir corrigiendo si nos surgen problemas; la granja será una aliada ahora, pero no la uséis nunca como diversión o para darle al gatillo. 

La caza de granja es buena sabiéndola utilizar y estropea mucho si nuestro fin no es la educación; dejad eso para perros adultos.

Ejercicios como el cobro forzado no se deben aplicar antes del año y no a todos los perros por aquello del carácter. Si se quiere utilizar para erradicar conductas es otro tema, pero no cojáis el chorizo por la punta. 

Que un perro se alargue no es una conducta a erradicar, sino a moldear, por eso recordad siempre que el adiestramiento es pulir defectos y potenciar virtudes, y si por pulir un defecto me cargo alguna virtud es que no hemos hecho bien las cosas.

Espero que algunas dudas hayan quedado disipadas, y digo algunas porque todas sería imposible. 

Solo un consejo para terminar, no os agobiéis; el adiestramiento no es fácil pero tampoco complicado, sólo hay que tener como aliada a la paciencia y jamás ponernos un tiempo de “entrega”. El perro y sólo el perro será el que marque la duración del periodo de adiestramiento.

Texto: Jesús Barroso de la Iglesia.