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sábado, 17 de diciembre de 2011

El lince vuelve al Guadalmellato (Córdoba)


Se llaman Charqueña y Caberú. Son dos linces de cuatro años que ayer, sin saberlo, hicieron historia. La pareja protagonizó la primera reintroducción de ejemplares de este felino para formar nuevas poblaciones. En este caso, en la comarca cordobesa de Guadalmellato, de donde el lince desapareció hace lustros. La hembra procede del Centro de Cría en Cautividad de la Olivilla (Jaén), adonde llegó desde Cardeña, mientras que el macho es del Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Granada, tras ser recuperado de la sierra de Andújar.
La consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo, agradeció la colaboración de los propietarios de las fincas de Córdoba y Jaén que participan en la reintroducción de los felinos y que han firmado más de 150 convenios de colaboración con la Junta. Gracias a este trabajo con los dueños, la consejera destacó que el programa se ha adelantado un año. "En total, en Córdoba, soltaremos seis ejemplares", apuntó. Castillo avanzó que en primavera se podría ampliar el programa de reintroducción a la zona de Jaén. En las fincas de esta provincia prosiguen los trabajos de acondicionamiento.
La de ayer fue lo que se conoce como una suelta blanda. Es decir, los linces no salieron directamente a campo abierto, sino que les esperan unos meses de aclimatación en un amplio cercado de unas cuatro hectáreas donde la pareja vivirá y donde se espera que se crucen y tengan crías. "La idea de meter a un macho y a una hembra adulta es intentar que haya reproducción dentro del cercado. Seguramente, si la hembra pare a los cachorros dentro se facilita mucho más su fijación dentro del área de reintroducción. No es lo mismo moverse sin cachorros que teniendo ahí a sus crías", explicó Miguel Ángel Simón, director del programa Life de conservación del lince, dependiente de la Junta y financiado por la UE. "Liberaríamos al macho antes del parto para evitar que pudiera matar a los cachorros. Dejaríamos a la hembra aquí dentro con la idea de que estuviese con sus cachorros tres o cuatro meses, para que acompañaran a la madre y luego liberaríamos a la hembra y a los hijos".
Para el año que viene, Simón espera poder empezar a reintroducir a ejemplares nacidos dentro de los programas de cría en cautividad que actualmente están vigentes en centros como El Acebuche, en Doñana. "Previamente vamos a hacer unos ensayos de preadaptación para no liberarlos directamente de las instalaciones de cría al campo".