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martes, 29 de mayo de 2012

Metodos de Adiestramiento y el aprendizaje Animal

"Es cualquier proceso en el que, durante la ontogenia normal de la especie, la organización de la conducta del animal viene determinada en parte por alguna experiencia específica previa. En ausencia del requisito de la experiencia faltará por completo alguna capacidad conductual o su organización diferirá de la de los individuos similares para los que la experiencia estuviese disponible". (Johnston, 1981)

"El aprendizaje es un cambio inferido en el estado mental del organismo, que procede de la experiencia e influye de forma relativamente permanente en el potencial del organismo para la posterior conducta adaptativa" (Tarpy y Mayer, 1978)

Tanto los conceptos de ontogenia, como los de experiencia y conductas adaptativas nos llevan a la idea de que el animal forzosamente debe tener experiencia durante su vida para adquirir el aprendizaje necesario que le asegure su adaptación individual y su evolución como especie. Pero si observamos a algunos insectos vemos como, en un solo día, nacen se aparean y mueren. ¿Dónde están la experiencia y el aprendizaje que les hace aptos para que su especie no se extinga? ¿Realmente es necesario el aprendizaje para sobrevivir en nuestro planeta? ¿Acaso no hay especies que han sobrevivido millones de años sin adquirir, durante su vida, ningún tipo de aprendizaje?

Como verán, la definición de aprendizaje queda coja si no introducimos el concepto que la completa respecto al organismo en cuestión: “animal perteneciente a especie altricial”. Estas especies son aquellas en las que los individuos necesitan de cuidados parentales y en las que su periodo vital es lo suficientemente prolongado para que puedan adquirir experiencia. Las otras, precociales, no llegan a conocer a sus progenitores, su periodo vital es efímero y además, no necesitan ningún tipo de aprendizaje para sobrevivir. Sus capacidades innatas les bastan para afrontar las exigencias que le impone el espacio ecológico en el que habitan y además, responden a mecanismos desencadenantes innatos que son estímulos que provocan la respuesta adaptativa.

El perro, perteneciente a especie altricial posee, igual que nosotros, su propia capacidad de aprendizaje y su conducta obedece a una compleja interacción entre lo innato o filogenético y lo aprendido durante su vida u ontogenia. En este punto se introduce la dicotomía entre lo innato y lo experimentado o aprendido y para juzgar si la conducta que observamos en nuestro amigo es de uno u otro tipo podríamos decir que una conducta será innata cuando el individuo que la ejecuta ha sido aislado desde el nacimiento y es capaz de realizarla aún cuando lo colocamos en un contexto diferente.

Una vez definido el aprendizaje vemos que esta capacidad podemos verla desde dos enfoques distintos: -Como desarrollo de conductas manifiestas adaptativas -Como concerniente al conocimiento adquirido

El primer enfoque de aprendizaje hace referencia a las conductas observables en un animal. El hecho de que observemos a un lobo derribar a una presa y matarla nos indica que ese individuo ha aprendido correctamente la conducta compleja de caza.

La manifestación conductual del aprendizaje es importante para la supervivencia y para la adaptación. Lo que cualquier animal haga es de suma importancia porque es la conducta y no su conocimiento, lo que constituye su estrategia de adaptación.

Desde el segundo enfoque podemos considerar el aprendizaje como la transición desde el estado de ignorancia al de conocimiento. Para el humano es fácil comprender este aspecto porque, desde pequeños, se nos ha inculcado la cultura general pero los animales, con capacidad de aprendizaje, también poseen conocimientos. Los perros conocen su territorio, saben como llegar a las fuentes de recurso utilizando puntos de referencia y por donde les puede llegar el peligro. El problema para nosotros, a la hora de observarlos, es que no siempre se comportan de forma que revelen estos conocimientos y las reglas por las que los han adquirido.

De lo expuesto deducimos que el reto que plantea la investigación del aprendizaje animal es averiguar, con exactitud, que conocimiento ha adquirido un animal y las reglas por las se adquiere este conocimiento.

Desde tiempos antiquísimos ya se formulaban teorías relativas a las fuentes de conocimiento. Así, Platón aseguraba que el conocimiento en los animales era innato, Aristóteles se decantaba por la experiencia como única forma de obtenerlo y posteriormente, Descartes separó, en conceptos mutuamente excluyentes, el instinto animal de la razón humana.

Fueron Paulov y posteriormente Thorndike quiénes basaron sus teorías sobre el aprendizaje en la adquisición del conocimiento por medio de la asociación de ideas.

La teoría en la ciencia del aprendizaje y el adiestramiento.

Para que una teoría o método sea apta o fiable se deberá ajustar a estos criterios:

1. Debe ser susceptible de verificación. Sus conceptos internos, abstractos, han de relacionarse con el mundo exterior mediante principios puente de tal forma que podamos verificar esos conceptos de forma objetiva.

2. Una buena teoría es simple y no entorpecida por constructos que resulten innecesarios para explicar los datos disponibles.

3. Debe poseer generalidad, es decir, proporciona una descripción unificada de un conjunto de hallazgos y fenómenos diversos.

4. Será una teoría productiva. La teoría ayuda a generar nuevas predicciones y orienta a la investigación futura.

Además de lo expuesto, es imprescindible aplicar a la teoría el método científico en el que, a partir de una hipótesis, se emiten una o varias predicciones que, de cumplirse, apoyarán la hipótesis. Luego, y como es de rigor, habrá que contrastar las predicciones para finalmente convertir la hipótesis en tesis.

Demostrar una teoría lleva muchos años de preparación científica del investigador y muchos años de comprobación de nuestro trabajo. Los que nos hemos sometido a un tribunal de suficiencia investigadora tenemos la profunda convicción de que enunciar una nueva teoría o método no es solo fruto de nuestro trabajo sino el de multitud de precursores que hacen avanzar la ciencia a pequeños pasitos y sin “grandes inventos”

Veamos, en un pequeño resumen, las distintas clases de teorías que han desarrollado los psicólogos experimentales y los etólogos aplicados.

Teorías cognitivas

Se denominan teorías teleológicas porque definen y describen el fin u objetivo hacia donde se orienta la conducta. Los sujetos se comportan de acuerdo con un fin aunque aún cuando la forma de la conducta pueda variar. Si observamos a un perro perseguir a un conejo decimos que el perro tiene un objetivo – atrapar al conejo – aunque los detalles de la conducta pueden ser muy complejos como zigzaguear, saltar vallas o simplemente, ladrar.

En esta teoría se especula con que el perro posee una representación interna del acto de atrapar al conejo, es decir, que puede “concebir” hacerlo. Tolman en 1932 fue uno de los que adoptó esta teoría del aprendizaje.

Teorías mecanicistas

Explican la conducta no en función de los objetivos, sino en función de los mecanismos que subyacen a estos procesos. La conducta está mediatizada por varios mecanismos de los que, si conocemos su naturaleza, podemos predecir y comprender la conducta. Estos mecanismos pueden ser estructuras neuronales, sistemas neuroquímicos o circuitos neuronales. Hull en 1943 formuló una hipótesis por la cual la conducta estaría determinada por una gran variedad de mecanismos entre los que destacaban: el impulso y el hábito.

Teorías del análisis de la conducta

La conducta se selecciona por los resultados que obtiene. Esta teoría entronca con la selección natural y en ella, la característica de la especie varía de un individuo a otro. Las conductas son variables y el ambiente selecciona la adecuada y más adaptativa. Por tanto, estas son seleccionadas de entre todas las demás. Uno de los seguidores más importante de estas teorías fue Skinner.

Las teorías de los seguidores de Skinner se ajustan al concepto de la capacidad que tienen los individuos aptos para modificar su conducta a tenor de la influencia de los agentes externos.

La pregunta obligada ahora es: ¿Cuál de las aproximaciones teóricas es la correcta? Ninguna de ellas es necesariamente incorrecta sino que cada una aporta un lenguaje y una perspectiva distinta para la comprensión de los fenómenos del aprendizaje.

Procesamiento cognitivo complejo

En el adiestramiento del perro utilizamos los procesos del aprendizaje implicados en el condicionamiento pavloviano e instrumental además de procesos de orden superior como: -Discriminación -Memoria  -Generalización

Fernández y Churc (1982) demostraron que las ratas y palomas pueden contar e incluso, medir el tiempo. Por una inferencia lógica, el perro como mamífero evolucionado también lo hace con los relojes internos implicados en el tiempo y en la cuenta.

Según Lea (1984) para demostrar que un animal tiene un concepto de nivel superior hemos de mostrar que no está procesando solo los rasgos físicos de los estímulos. Aunque todavía no se ha obtenido la evidencia necesaria para su comprobación, otros estudios posteriores hacen prometedora la teoría de Lea.

 Los estudios de Wright y Delius (1994) llevan a la conclusión de la capacidad del animal para la igualación y la singularidad.

Un largo etcétera de investigadores han llevado a cabo estudios sobre la capacidad de los animales como el perro, la rata, la paloma o el primate no hominoideo, para realizar procesos como la inferencia, analogías o regla lógica de transitividad.

Verán ustedes que, como decíamos antes, una teoría novedosa es muy compleja de cuadrar y conlleva muchos años de trabajo y la aplicación de un método científico lo más aséptico y minucioso posible.

La realidad es que, para formarse como adiestrador, deberíamos ser conscientes de las capacidades que, aunque suponemos en el perro, no sabemos encuadrar en su potencial de especie. Entiendo, por otro lado, que tampoco es necesario pasar largos años de nuestra vida formándonos en Psicología, Etología, Biología o Veterinaria. Para eso están los científicos investigadores de los que debemos extraer la ciencia necesaria para conseguir el mejor adiestramiento, en el menor tiempo posible y con la mejor relación educador-educado.

Lo que no es necesario en absoluto, es la tendencia a la cada vez más frecuente aparición de métodos prodigiosos diseñados por supuestos expertos en Psicología canina, Etología o vaya usted a saber que disciplina que, aunque se imparta en las universidades, parecen haber sido diseñadas en la barra de un bar por señores que evidentemente no han pisado un claustro universitario. Demos al César lo que es del César y al perro, lo que necesita: un adiestrador formado, con ética, paciencia y cariño por esta impresionante especie.