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jueves, 6 de agosto de 2020

El Adiestramiento del Cachorro Cap-7

Erik Farina 


El perro que roba comida de la mesa


Generalmente, llega un momento en el adiestramiento de su cachorro, o incluso del perro ya un poco más crecido, en que cabe utilizar un método que prácticamente proyecta el perro hacia la forma de conducta deseada. Este método se emplea cuando se ha fracasado con otros métodos, yo considero que cualquier castigo drástico por el fracaso experimentado por el perro podrían dañar más que ayudar a nuestro programa de adiestramiento. Por eso NUNCA, se castiga a un perro, NUNCA se le puede pegar, eso NUNCA. La idea básica existente en este tipo de adiestramiento es conseguir que el perro piense que el mismo ha tomado una mala acción y tenido una mala experiencia inolvidable. En el pensamiento del cachorro se forja la idea de que sus dueños no han tenido vinculación alguna con la mala experiencia.


Esta es una acción cuya tentación muchos cachorros no pueden resistir. Su vigoroso ritmo de crecimiento los lleva casi constantemente a tener hambre, y la comida que sus amos tienen sobre la mesa constituye un reclamo que les resulta imposible resistir, sobre todo en el caso de perros que han venido recibiendo pequeños trozos de comida provenientes de la mesa, de manos de algún miembro de la familia, lo cual constituye una de las maneras más fáciles de malcriar un perro.


La mayoría de cachorros que han sido reprendidos severamente por robar comida de la mesa son lo suficiente inteligentes como para no intentar cometer su delito hasta que sus amos se encuentran fuera del comedor donde está la comida en la mesa y con ello desaparece el peligro. Entonces, con rapidez y silenciosamente, se levanta hasta llegar a nivel de la superficie de la mesa y se esfuerzan en alcanzar y engullir cualquier alimento al que puedan llegar, especialmente la carne.


Si su cachorro, o perro adulto, se ha convertido en un ladrón inveterado y ninguna reprimenda consigue hacerlo desistir de sus vergonzantes robos cuando surge la oportunidad, deberá de valerse de un sistema negativo para corregir esta mala conducta. Debe ordenar la mesa como siempre, cuando intenta robar algo en ella. Elija después un trozo de carne, átale un cordel y al otro extremo unas latas vacías, campanillas y cualquier otra cosa que haga mucho ruido al moverlas o en contacto con el suelo.


Coloque ese trozo de carne justo en el borde de la mesa. No permita que el perro le observe, mientras le prepara la sorpresa, el perro debe estar fuera del comedor, pues de modo alguno ha de quedar implicado en lo que va a ocurrir. Cuando todo esté preparado, abandonen el comedor, donde está la mesa con la comida, al igual que han hecho en ocasiones anteriores, en las que el cachorro ha cogido algo de la mesa durante vuestra ausencia.


Cuando se encuentren fuera del comedor y el perro se aproxime sigilosamente a la mesa y coja el trozo de carne, tirará sin darse cuenta de todos los objetos ruidosos que se hallan sujetos al otro extremo del cordel y los hará caer al suelo, y, si intenta huir de ese estrépito espantoso, éste lo seguirá mientras no suelte el trozo de carne robado que lleva en la boca. El sobresalto que esto le producirá es aproximadamente igual al que experimentaría un ladrón que sigilosamente se introdujese en una casa y, al abrir un cajón, se viese asaltado por el ensordecedor estruendo de la sirena de una alarma en la casa.


Un silencio profundo constituye el escudo protector del ladrón y, tan pronto como este silencio se rompe, el ladrón se encuentra desnudo y expuesto. El cachorro que roba sigilosamente se siente igual ante el estrépito que ha provocado, que retumba en sus oídos y lo señala como el culpable.



Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

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