Erik Farina 1994 |
Los
Rasgos Hereditarios
Hay
factores muy diversos que influyen en la personalidad canina. Siempre
habrá quien defienda la herencia frente a la experiencia y
viceversa, pero lo más sensato es asumir que el carácter de nuestro
perro estará formado en parte por rasgos heredados de sus
progenitores y en parte por las experiencias que ha tenido o tendrá
durante su periodo de formación, esto es, sus primeras semanas de
vida.
La
herencia influye mucho en el carácter: los hijos de una madre
nerviosa, agresiva, o asustadiza tienen muchas más posibilidades de
ser de este modo que los hijos de unas madres tranquilas, seguras de
sí mismas y amigables. Pero entendámonos, probablemente no estamos
hablando tanto de herencia genética como del poderoso influjo de la
madre durante las primeras semanas de vida, tan esenciales en la
formación del carácter. Es muy posible que los cachorros imiten a
su madre y reproduzcan su conducta en un futuro.
La
Influencia y la Conducta
Las
experiencias vividas durante las primeras semanas de vida también
influyen en el carácter del perro adulto. Obviamente, una
experiencia negativa del cachorro puede provocar que el perro tema un
objeto o a una persona de por vida. Sin embargo, los estudios
demuestran que incluso es mejor tener algunas experiencias negativas
que vivir enteramente aislado del mundo real durante la infancia. Tal
vez se deba a un fenómeno conocido como “inmunización frente al
estrés”.
Cuantas
más experiencias viva un cachorro (incluso si algunas le resulta
desagradables), mayor será su capacidad de enfrentarse a lo que el
futuro le depare. Esto no significa que no haya que proteger a los
cachorros de las malas experiencias (por supuesto que hay que
hacerlo), sino que una exposición al mundo exterior muy intensa
puede contrarrestar los efectos de las experiencias desagradables y
hasta de los rasgos negativos heredados.
La
Personalidad
Los
cachorros nacen con tendencia a ser tímidos o seguros de sí mismos,
impetuosos o tranquilos. De su personalidad dependerá que sea fácil
o difícil educarlos, socializarlos o convivir con ellos. Por regla
general, los cachorros o perros adultos seguros de sí mismos no
consideran necesario mostrarse agresivos, lo que hace muy importante
fomentar esta confianza.
Algunos
perros son muy voluntariosos y tratan de burlar todas las normas,
mientras que otros prefieren acatarlas sin discusión: como los
humanos, unos son líderes natos, y otros gregarios como ovejas, pero
todos deben aprender a comportarse en sociedad si quieren sobrevivir
en este mundo moderno.
Con
frecuencia los perros parecen reflejar como en un espejo el carácter
de las personas con las que viven. Obviamente, un perro criado en una
casa llena de niños traviesos será probablemente ruidoso, inquieto
y experto en llamar la atención, mientras que otro criado por un
tranquilo matrimonio de la tercera edad probablemente refleje como un
espejo el modo de vida de sus amos.
Los
propietarios nunca deberíamos subestimar la influencia que ejercemos
sobre nuestros perros. Tal vez sea un difícil arte el de alcanzar el
término medio; a veces nos gusta que nuestro perro sea divertido y
con iniciativa, pero también nos gusta que sepa mostrarse tranquilo.
No es casual que las personas que han tenido un perro con un
trastorno de la conducta vuelvan a menudo a tener un perro con el
mismo problema en el futuro. Aunque cada perro es un mundo, nunca
debemos subestimar la influencia de nuestra actitud, nuestra forma de
pensar y nuestros hábitos en ellos.
Por:
Erik Farina (Etólogo Canino)
Contacto: psicolmascot@gmail.com
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