miércoles, 5 de febrero de 2020

La Anatomía del Perro

Erik Farina 2014

Lo normal es que un perro bien cuidado y alimentado que haga suficiente ejercicio, viva feliz durante muchos años. No obstante, reconocer los primeros síntomas de cualquier trastorno de salud forma parte de sus responsabilidades como propietario. Y hacerlo le resultará más fácil si entiende cómo funciona el cuerpo del perro.

El Esqueleto

El esqueleto es el armazón sobre la cual se estructura toda la anatomía del perro. Junto con un complejo sistema de músculos y tendones, le permite mantener en pie, sentarse, saltar o caminar. Son los músculos, firmemente anclados en los huesos, los que ponen en movimiento el esqueleto del perro.

Los huesos son tubos huecos formados por un entramado duro y calcificado relleno de médula ósea. Son alimentados por los vasos sanguíneos que se abren paso hacia su interior a través de unos minúsculos orificios.

Cuando el hueso se parte, en su superficie se forman nuevas células destinadas a rellenar la hendidura. Durante el desarrollo, los largos huesos de las extremidades crecen por su extremo en un proceso controlado en gran medida por las hormonas, es cual se detiene una vez alcanzada la madurez sexual.

A diferencia de los humanos, los perros carecen de clavícula; las patas delanteras se unen al tronco únicamente por medio de los músculos, lo cual proporciona al perro una enorme libertad de movimientos.

Todos los perros poseen 30 vértebras, 7 son cervicales (armazón del cuello), 13 son torácicas ( armazón de la espalda) y están unidas a las costillas, y otras 7 son lumbares (armazón de los riñones) a las cuales se suman las vértebras de la cola, cuyo número varía de una raza a otro. La médula espinal se aloja en un canal formado por las vértebras del espinazo, destinado a proteger un órgano vital.

Las Formas del Cráneo

La forma del cráneo varía enormemente de una raza a otra, aunque los huesos que lo componen son en todo los casos los mismos. Existen tres morfologías bien diferenciadas. Las razas de cráneo estrecho y alargado, como los Afganos y Borzois, se denominan Dolicocéfalos, mientras que las de cráneo achatado, como el Bulldog y el Boxer, se denominan Braquicéfalos, y aquellas que se encuentran entre ambos extremos se denominan Mesocéfalos.

Sea cual sea su forma, el cráneo forma siempre una cavidad cerrada, cuya parte superior se denomina caja craneana. El hueso maxilar constituye la mandíbula superior, y la mandíbula inferior está unida al cráneo mediante una articulación.

Las placas óseas que forman la caja craneana se sueldan en el centro de la zona frontal tras el nacimiento, como ocurre con las fontanelas de los bebés humanos.

En algunas razas de cráneo muy abombado, como el chihuahua, estás fontanelas nunca llegan a soldarse por completo, lo que hace al perro especialmente vulnerable a las lesiones cerebrales.

Configuración del Maxilar

El tipo de mordida, o forma en que encajan los dientes superiores con los inferiores, viene determinada por la longitud de la mandíbula inferior. Existen cuatro tipos de mordida: la mordida en Tijera (los dientes superiores encajan perfectamente en los inferiores), la Prognática (los dientes inferiores quedan adelantados con respecto a los superiores, al ser la mandíbula más larga que el maxilar), la mordida Protrusiva (los dientes inferiores quedan detrás de los superiores, al ser la mandíbula inferior más corta que el maxilar), y la mordida Normal o a Nivel (los dientes superiores e inferiores quedan alineados al mismo nivel).

Todas estas configuraciones del maxilar son correctas siempre que coincidan con la morfología de cada raza. Por ejemplo el Prognatismo sería un defecto inadmisible en un Golden Retriever, mientras que es lo más natural y correcto en un Bulldog. El tipo de mordida puede variar enormemente entre las razas, y aparece claramente especificado en los respectivos estándares de las mismas.

La Dentadura

Los perros adultos poseen un total de 42 piezas. Los incisivos les sirven para cortar, los caninos para despedazar y desgarrar y los molares para quebrantar y triturar. Los perros poseen también unos dientes carniceros, que les permite mascar hasta los materiales más duros.






Por: Erik Farina (Etólogo Canino)


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