viernes, 29 de noviembre de 2019

Etología Canina - Comprender a tu Perro

Erik Farina 1994


Los Rasgos Hereditarios 

Hay factores muy diversos que influyen en la personalidad canina. Siempre habrá quien defienda la herencia frente a la experiencia y viceversa, pero lo más sensato es asumir que el carácter de nuestro perro estará formado en parte por rasgos heredados de sus progenitores y en parte por las experiencias que ha tenido o tendrá durante su periodo de formación, esto es, sus primeras semanas de vida.


La herencia influye mucho en el carácter: los hijos de una madre nerviosa, agresiva, o asustadiza tienen muchas más posibilidades de ser de este modo que los hijos de unas madres tranquilas, seguras de sí mismas y amigables. Pero entendámonos, probablemente no estamos hablando tanto de herencia genética como del poderoso influjo de la madre durante las primeras semanas de vida, tan esenciales en la formación del carácter. Es muy posible que los cachorros imiten a su madre y reproduzcan su conducta en un futuro.

La Influencia y la Conducta

Las experiencias vividas durante las primeras semanas de vida también influyen en el carácter del perro adulto. Obviamente, una experiencia negativa del cachorro puede provocar que el perro tema un objeto o a una persona de por vida. Sin embargo, los estudios demuestran que incluso es mejor tener algunas experiencias negativas que vivir enteramente aislado del mundo real durante la infancia. Tal vez se deba a un fenómeno conocido como “inmunización frente al estrés”.

Cuantas más experiencias viva un cachorro (incluso si algunas le resulta desagradables), mayor será su capacidad de enfrentarse a lo que el futuro le depare. Esto no significa que no haya que proteger a los cachorros de las malas experiencias (por supuesto que hay que hacerlo), sino que una exposición al mundo exterior muy intensa puede contrarrestar los efectos de las experiencias desagradables y hasta de los rasgos negativos heredados.

La Personalidad

Los cachorros nacen con tendencia a ser tímidos o seguros de sí mismos, impetuosos o tranquilos. De su personalidad dependerá que sea fácil o difícil educarlos, socializarlos o convivir con ellos. Por regla general, los cachorros o perros adultos seguros de sí mismos no consideran necesario mostrarse agresivos, lo que hace muy importante fomentar esta confianza.

Algunos perros son muy voluntariosos y tratan de burlar todas las normas, mientras que otros prefieren acatarlas sin discusión: como los humanos, unos son líderes natos, y otros gregarios como ovejas, pero todos deben aprender a comportarse en sociedad si quieren sobrevivir en este mundo moderno.

Con frecuencia los perros parecen reflejar como en un espejo el carácter de las personas con las que viven. Obviamente, un perro criado en una casa llena de niños traviesos será probablemente ruidoso, inquieto y experto en llamar la atención, mientras que otro criado por un tranquilo matrimonio de la tercera edad probablemente refleje como un espejo el modo de vida de sus amos.

Los propietarios nunca deberíamos subestimar la influencia que ejercemos sobre nuestros perros. Tal vez sea un difícil arte el de alcanzar el término medio; a veces nos gusta que nuestro perro sea divertido y con iniciativa, pero también nos gusta que sepa mostrarse tranquilo. No es casual que las personas que han tenido un perro con un trastorno de la conducta vuelvan a menudo a tener un perro con el mismo problema en el futuro. Aunque cada perro es un mundo, nunca debemos subestimar la influencia de nuestra actitud, nuestra forma de pensar y nuestros hábitos en ellos.

Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

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