viernes, 5 de febrero de 2021

Etología Canina Comportamiento Social del Perro Capítulo 2

ERIK FARINA 2013

Comportamiento Social del Perro Capítulo 2


Dominio Subordinación


Todos los animales que viven en un grupo social, establecen una jerarquía para regular las relaciones entre sus miembros. Los animales dominantes muestran de diversos modos su agresividad con lo que los dominados acaban sometiéndose. Naturalmente todos los pertenecientes al grupo asumen distintas posiciones de la escala jerárquica, guardando una cierta graduación entre los dos extremos.


El comportamiento social de los perros, heredado de sus antepasados salvajes refleja esta estructura social.


Es sabido desde antiguo que las relaciones entre perros se basan en un binomio dominante subordinado, en que uno tiende a dominar sobre otro.


Esto es verdad, pero sólo en un análisis provisional, una vez más este tipo de análisis es demasiado simplificador y rígido si se quiere explicar más a fondo una situación mucho más compleja.


En efecto, en algunas cosas este concepto de dominio y subordinación se interpreta mal y no describe exhaustivamente cómo funciona el sistema social de los cánidos.


La estructura social de los perros domésticos es en realidad mucho más compleja que una simple relación jerárquica.


A veces la sola presencia de un perro puede influenciar el comportamiento de otro perro. La estructura social de los perros domésticos no sólo no es un sistema rígido, sino que muchas veces está sometida a continuos cambios.


Los miembros de un grupo social pueden cambiar de un día a otro e igualmente las variaciones exteriores pueden tener una influencia significativa.


ERIK FARINA 2013


 Las situaciones en las que un perro de rango mayor domina físicamente a otro perro son bastante raras. Frente a cualquier problema de dominio entre dos perros, cada sujeto emplea una gran variedad de estrategias para solucionar la disputa.


Tales estrategias no se refieren exclusivamente a la relación dominio subordinación, sino que tienen en cuenta el conocimiento recíproco o no de los dos animales en cuestión, las actitudes de jactancia que sacan a relucir, la confianza con el lugar en que se encuentran, y la presencia o no de otros individuos, sean estos perros o humanos.


Una vez establecida la supremacía entre dos sujetos, los perros, sea en su estado salvaje, sea en su estado doméstico, pueden proceder a la constitución de un grupo más consistente.


En realidad, cada una de las relaciones entre los individuos representa las bases para la formación de la organización social. A través de estas relaciones concretas es posible construir una jerarquía lineal con las respectivas posiciones sociales de cada uno de los perros.


Cuando dos perros viven bajo el mismo techo, se establece entre ellos una relación que en general no causa ningún problema mientras la posición del dominante sigue siendo estable. Pero si el jefe es herido o se pone enfermo, el siguiente podría aprovecharse de ello para dominarlo y ocupar su puesto.


ERIK FARINA 2013


Esta supremacía puede ponerse en cuestión no sólo entre los perros domésticos, sino también entre los lobos.


Pueden producirse luchas en el grupo por la escasez de comida o porque una hembra en celo se ha unido con otro. Si el jefe pierde, el orden social se pone en cuestión.


Esto demuestra hasta qué punto la estructura jerárquica, por muy severa que sea, es en realidad una relación muy fluida.


Además, la jerarquía que así se establece no sólo no es una estructura rígida, sino que está a su vez dividida en otras jerarquías lineales; la de los machos, la de las hembras y la de los cachorros.


En efecto, los mecanismos de comportamiento que se establecen entre un perro y los demás miembros del grupo varían mucho según la edad y el sexo de los animales.


Por lo demás podría no ser correcto hablar de una organización social de los perros domésticos, considerando que casi toda la población canina que vive en estrecho contacto con el humano se limita en sus relaciones sociales únicamente a sus interacciones con la familia humana y sus encuentros con otros perros son raros y excepcionales sin que entre ellos haya convivencia.


CAPÍTULO 3


Por: Erik Farina (Etólogo Canino)


PSICOLMASCOT


Contacto:
psicolmascot@gmail.com


Copyright © Por: Erik Farina - Psicolmascot   

jueves, 4 de febrero de 2021

Día Mundial contra el Cáncer - El Cáncer en Perros y Gatos


 

4 de Febrero Día Mundial contra el Cáncer


El 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, promovido por La Organización Mundial de la Salud, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) con el objetivo de aumentar la concienciación y movilizar a la sociedad para avanzar en la prevención y control de esta enfermedad.


El Cáncer en Perros y Gatos


¿Qué son la neoplasia, los tumores y el cáncer?


La neoplasia es el crecimiento anormal e incontrolado de células o tejido en el cuerpo, y el crecimiento anormal en sí es conocido como neoplasma o tumor. Puede ser benigno o maligno. Los neoplasmas benignos no crecen de manera agresiva, no invaden los tejidos corporales que los rodean ni se diseminan por todo el cuerpo. Por otro lado, los neoplasmas malignos, tienden a crecer rápidamente, invaden los tejidos que los rodean y se diseminan a otras partes del cuerpo (metástasis).


A menudo, las palabras “tumor” o “masa” son utilizadas para describir la hinchazón existente u otro tipo de apariencia física de un neoplasma. Con frecuencia, la palabra “cáncer” se confunde con neoplasia, pero solamente los neoplasmas malignos son verdaderamente cáncer.


¿Qué tan frecuentes son las neoplasias y el cáncer?


La neoplasia es común en mascotas y la incidencia incrementa con la edad. Casi la mitad de las muertes de las mascotas mayores de 10 años se deben al cáncer. En los perros, el cáncer se presenta casi con la misma incidencia que en los seres humanos, mientras que en los gatos la incidencia de cáncer es menor.


¿Cómo se diagnostica?


A menudo, se sospecha la presencia de neoplasia en base al historial médico y al examen físico de la mascota. Otros exámenes adicionales, como radiografías (rayos-x), pruebas de sangre y ultrasonidos pueden ser necesarios para confirmar la neoplasia. Por lo general, se necesita llevar a cabo una biopsia, la cual consiste en tomar una muestra de tejido del neoplasma para ser examinado bajo un microscopio. Esto ayudará a confirmar el diagnóstico y a determinar si el neoplasma es benigno o maligno. También pueden ser necesarias biopsias adicionales de otros tejidos, como de los ganglios linfáticos, para determinar la magnitud de la diseminación del neoplasma maligno (cáncer).


¿Se puede prevenir la neoplasia?


Desafortunadamente, la causa de la mayoría de las muertes por neoplasia aún se desconoce y, por lo tanto, la prevención es difícil. Una detección y un tratamiento tempranos son la mejor forma de manejar la neoplasia en mascotas.


Tipos comunes de neoplasia en mascotas


Piel – La neoplasia de piel es muy común en perros viejos, pero es mucho menos común en gatos. La mayoría de los neoplasmas de piel en gatos son malignos, pero en perros por lo general son benignos. Su veterinario debería examinar todos los neoplasmas de piel en un perro o en un gato para determinar si son malignos.


Glándula Mamaria (Mama) – El 50% de todos los neoplasmas mamarios en perros y más del 85% de todos los neoplasmas mamarios en gatos son malignos. La esterilización de su mascota hembra antes de los 12 meses de edad reducirá de manera importante el riesgo de neoplasia de glándula mamaria.


Cabeza y Cuello – La neoplasia de la boca es común en perros, pero menos frecuente en gatos. Los signos a observar son: una masa o tumor en las encías, hemorragia, olor o dificultad para comer. Debido a que muchas hinchazones son malignas, es esencial iniciar un tratamiento temprano y agresivo. La neoplasia también se puede desarrollar en el interior de la nariz de perros y gatos. Hemorragia nasal, dificultad para respirar o hinchazón facial son signos que pueden indicar la presencia de neoplasia y deberían ser revisados por su veterinario.


Linfoma – El linfoma es una forma común de neoplasia en perros y gatos. Se caracteriza por el crecimiento de uno o varios ganglios linfáticos en el cuerpo. En algunos gatos, un contagioso virus de leucemia felina puede ser la causa del linfoma.


Testículos – La neoplasia testicular es poco frecuente en gatos y común en perros, especialmente en aquellos con testículos retenidos (cuando éstos no descendieron a su posición normal durante el crecimiento, y que pueden estar localizados en el abdomen o entre el abdomen y el escroto).


Neoplasia Abdominal – Los neoplasmas en el interior del abdomen son comunes pero es difícil realizar un diagnóstico temprano. La pérdida de peso o la hinchazón abdominal pueden ser signos de neoplasia abdominal.


Huesos – Los neoplasmas de hueso son los que se ven con más frecuencia en los perros de raza grande y en perros mayores de siete años, y es poco frecuente en gatos. Los huesos de las patas, cerca de las articulaciones, son los sitios más comunes. Un dolor persistente, cojera e hinchazón en el área afectada son los síntomas comunes de la enfermedad.


Muchos de los síntomas anteriormente mencionados también son vistos en condiciones no neoplásmicas, pero aun así, éstos requieren la atención inmediata de un veterinario para determinar la causa. La neoplasia es frecuentemente tratable y un diagnóstico temprano ayudará a su veterinario a proporcionar la mejor atención posible.


¿Cómo se trata el cáncer?


Cada tipo de neoplasia requiere una atención individualizada y puede incluir una terapia de tratamiento o una combinación de las mismas como cirugía, quimioterapia, radiación, criocirugía (congelamiento), hipertermia (calentamiento) o inmunoterapia. La salud general de su mascota también es muy importante, y su veterinario puede recomendar cambios en su dieta u otras alternativas para ayudar a que su mascota responda mejor al tratamiento. Una vez que usted tenga un diagnóstico, su veterinario discutirá sobre la mejor opción (u opciones) de tratamiento para su mascota y los riesgos y efectos secundarios asociados con cada opción. El manejo del dolor también es una parte importante del tratamiento. En algunos casos, su veterinario lo puede referir a un oncólogo certificado (especialista en cáncer) y/o a una clínica especializada, dependiendo del curso recomendado del tratamiento.


Algunos tipos de neoplasia pueden ser curados, pero otros solamente pueden ser tratados para disminuir su propagación y prolongar el alivio y la vida de su mascota el mayor tiempo posible. A menudo, los factores más importantes para determinar el éxito del tratamiento son la detección temprana del neoplasma y el tipo de éste. En algunos casos, la eutanasia es considerada cuando una mascota tiene neoplasia (especialmente en algunos tipos de cáncer). Antes de tomar una decisión, ya sea para el tratamiento o para la eutanasia, discuta las opciones con su veterinario con el fin de poder hacer la mejor elección para su mascota y su familia.


¿Cuál es el índice de éxito?


Esto depende en gran medida del tipo y la magnitud de la neoplasia, así como de la agresividad de la terapia. Normalmente, los neoplasmas benignos son fáciles de tratar, y existen grandes posibilidades de que el tratamiento de cualquier tipo de neoplasia tenga éxito si éste fue detectado de manera temprana. Aunque algunos neoplasmas (especialmente los tipos de cáncer más agresivos) no pueden ser curados, el tratamiento puede prolongar la vida de su mascota y mejorar su calidad de vida.


¿Qué nos traerá el futuro?


A través de las investigaciones y la experiencia, estamos aprendiendo cada vez más sobre la neoplasia. Hoy en día, los animales tienen más posibilidades que antes de ser tratados de manera exitosa contra la neoplasia y el cáncer, y mientras más aprendamos sobre estos problemas, más posibilidades habrá de que mejoremos y salvemos las vidas de las mascotas. Los nuevos métodos de diagnóstico pueden ayudar a detectar la neoplasia de manera temprana e incrementar las posibilidades de su mascota, y se están desarrollando nuevos métodos de tratamiento para tener mayores posibilidades de éxito con menores riesgos de efectos secundarios.


10 signos comunes de neoplasia en animales pequeños.


1. Hinchazones anormales que persisten o siguen creciendo

2. Úlceras que no sanan

3. Pérdida de peso

4. Pérdida de apetito

5. Hemorragia o secreción por cualquier abertura corporal

6. Olor fétido

7. Dificultad para comer o tragar

8. Titubeos al hacer ejercicio o pérdida de vitalidad

9. Rigidez o cojera persistentes

10. Dificultad para respirar, orinar o defecar


Por: Erik Farina (Etólogo Canino)


PSICOLMASCOT


Contacto:
psicolmascot@gmail.com


Copyright © Por: Erik Farina - Psicolmascot 

sábado, 30 de enero de 2021

El control de la artrosis en el perro

 



El control de la artrosis canina


Poster ilustrativo de las diferencias esenciales entre una articulación canina sana y una con artrosis. En el mismo, de manera esquematizada y visual, se explica el proceso de degeneración del cartílago en las articulaciones afectadas, que junto a las alteraciones óseas, lleva finalmente a la aparición de la lesión articular, así como el plan de control que debe establecerse bajo supervisión del veterinario.


La artrosis es un proceso de curso clínico generalmente lento.

El paciente sufre un dolor que en principio es leve y va aumentando lenta y progresivamente.

Esto hace que tenga tiempo para ir adaptándose a ese dolor de modo que externamente no sea fácil en muchas ocasiones para el propietario percatarse de ese dolor o lo considere menor a lo que realmente es.

Para cuando nuestro perro muestra signos claros de dolor o de disminución en su capacidad funcional (dificultad para levantarse, correr o saltar) el proceso de artrosis está generalmente ya muy avanzado.

En consecuencia, la mayoría de los perros se diagnostican de artrosis cuando las primeras etapas de la enfermedad ya han pasado.

Y desgraciadamente, esa primera fase de la enfermedad es la que nos permite realizar un tratamiento más efectivo, en la que más posibilidades tenemos de frenar o retrasar la evolución de la enfermedad.

Es fundamental realizar pruebas preventivas que determinen la tendencia a las principales causas de artrosis (displasia de cadera, de codo) o que detecten la enfermedad en sus primeros estados.

En la artrosis canina, el tiempo es muy importante. www.psicolmascot.com


Por: Erik Farina (Etólogo Canino)


http://psicolmascot.blogspot.com/


Contacto:
psicolmascot@gmail.com


Copyright © Por: Erik Farina - Psicolmascot


martes, 26 de enero de 2021

Alerta..!! La Procesionaria un Gran Peligro para los Perros


 

ALERTA PELIGRO..!! LLEGA FEBRERO Y LA ORUGA PROCESIONARIA ESTÁ EN EL SUELO..!! UN GRAN PELIGRO PARA LOS PERROS..!!! CUIDADO DONDE HAY PINOS..!!


Las Orugas Procesionarias del Pino (Thaumetopoea Pityocampa). Esta comunidad de orugas, sensibles al frío y a la humedad, vive en los bosques de pinos y cedros de toda la península y Baleares, no obstante, no suelen ser comunes en las zonas lluviosas o por encima de los 1500m de altitud.


Debido al cambio climático cada vez hay más y, además, su radio de acción las ha acercado a las áreas urbanas. Por eso mismo aunque obviamente donde suelen estar es en los pinares también nos podemos encontrar con ellas en jardines y parques públicos en casi todas las ciudades, tanto de la Península como de Baleares.


Y cada vez aparecen antes, en este 2021 los primeros avisos han llegado en Enero a los centros veterinarios, se están viendo nidos en los pinos de los parques, debido al buen clima que tenemos.


La oruga procesionaria, es fácilmente reconocible por varios motivos, su apariencia y su conducta. Esta oruga, con cabeza y piel de color negro y costados de color gris, cuenta en su dorso con unos pelos rojizos, llamados tricomas, llenos de una sustancia muy urticante (histamina) que la protege de sus depredadores, quiénes con sólo tocarla u olfatearla pueden sufrir graves reacciones alérgicas.


El ciclo biológico de la oruga procesionaria comienza a finales de verano y dura todo el año. Durante el invierno las larvas suelen permanecer en el nido durante todo el día y salen por la noche a alimentarse de las hojas del pino en el que residen, excepto en las noches muy frías en las que también comen durante el día. Cuando termina el frío del invierno, disminuyen las lluvias y empiezan a subir las temperaturas, normalmente de febrero a abril, las orugas empiezan a descender del árbol en forma de procesión buscando un lugar adecuado donde enterrarse y empezar a tejer su capullo (crisálida) que eclosionará a finales de verano y del cual saldrá una mariposa.


Estas mariposas, que tienen una vida de 1 o 2 días y que suelen volar al atardecer, ponen sus huevos en las hojas de los pinos o cedros. Los huevos que las mariposas han puesto en el pino se abren a los pocos días y de ellos nacen las larvas (orugas) que aprovechan para alimentarse de sus hojas hasta que son capaces de desplazarse a otra zona en la que construirán sus nidos, conocidos como bolsones. Los bolsones de oruga procesionaria construidos en las copas de los pinos son fácilmente reconocibles porque parecen grandes bolas de algodón.


Estas orugas tan primaverales no sólo son perjudiciales para nuestro perro, también lo pueden ser para nosotros y, además, son tratadas como una plaga común en los pinares de la zona mediterránea.




Estas orugas poseen unos pelos urticantes (irritantes) que revisten todo su cuerpo. La reacción tras el contacto con la procesionaria del pino es inmediata: se produce hipersalivación, se inflama la lengua y aparece una coloración roja o amoratada, aparecen ampollas con líquido y úlceras que pueden producir pérdidas de alguna parte de la lengua. Cuando el perro entra en contacto con dichos pelos puede presentar diversos cuadros, desde un cuadro alérgico como puede ser una urticaria, a sufrir eritemas y angioedemas (hinchazón de la cara), necrosis en la lengua e incluso la muerte de nuestro perro si ésta fuese ingerida. 


Los perros jóvenes, debido a su curiosidad, sus ganas de jugar con todo y su facilidad por comer cualquier cosa que encuentran, suelen tener más riesgo a entrar en contacto con la oruga procesionaria que los perros adultos. El problema reside en que el cachorro se encuentre en el parque explorando sin supervisión y se acerque a la hilera de orugas, las olfatee, las lama o se las coma.


En cuanto el perro lame la oruga aparece sialorrea y glositis, la lengua se inflama y se puede necrosar, debido a todo esto la mayoría de los perros presentan molestias al intentar abrirles la boca y se frotan su cara con las patas delanteras. Si nuestro perro se come la oruga también es habitual que vomite y que en sus vómitos aparezcan trozos de oruga. Según la importancia y severidad de las lesiones ocasionadas en las zonas afectadas se pueden llegar a provocar necrosis en los tejidos, teniendo así que llegar a amputarse partes de la lengua del perro por haber provocado lesiones irreversibles. También puede provocar otros daños importantes en los ojos, concretamente en la cornea y conjuntiva de nuestro perro.


Lo más importante en este caso es tratar de evitar el contacto de nuestro perro con la oruga procesionaria eligiendo para pasear zonas que ellas no habiten. En el caso de no poder hacerlo, conviene estar alerta para que no se acerque ni para olisquearlas. Y si con todo esto no hemos podido evitar el contacto con la oruga, lo más adecuado será acudir de inmediato al veterinario, o al de urgencias de la zona, para poder realizar cuanto antes a nuestro perro un tratamiento a base de corticoides y antihistamínicos, generalmente administrados por vía intravenosa, para disminuir la gravedad de sus lesiones.


Si usted nota algo raro en el comportamiento de su perro, o le ve algo raro o tiene certeza de la Procesionaria, acuda a su veterinario de urgencia.









Por: Erik Farina (Etólogo Canino)


PSICOLMASCOT


Contacto:
psicolmascot@gmail.com


Copyright © Por: Erik Farina - Psicolmascot 


lunes, 25 de enero de 2021

Etología Canina Comportamiento Social del Perro capítulo 1

Erik Farina 1999

 

Comportamiento Social del Perro capítulo 1


Vida en Grupo


Los comportamientos sociales que caracterizan su vida en grupo constituyen uno de los aspectos más interesantes de la biología de los perros.


Aunque algunos de sus modos de actuar no nos son todavía completamente claros, sin embargo el análisis del conjunto de los esquemas de su comportamiento social nos permite entender las razones de la fácil convivencia entre humano y perro.


En efecto esta convivencia se basa en un patrimonio común de comportamientos característicos de la vida social en grupo, lo que facilita notablemente un entendimiento recíproco.


En el comportamiento territorial, el perro no se identifica tanto con un cubil o con un territorio como en cambio con su clan familiar, la manada.


De ordinario la manada está compuesta por un número limitado de individuos. En efecto, tanto los perros como los lobos viven en grupos compuestos por algunos adultos, machos y hembras, y sus cachorros.


Una vez más, sin embargo, la flexibilidad de adaptación de estos cánidos hace en realidad que se puedan encontrar muchas situaciones que se salen de la norma, y así, junto a las numerosas manadas de lobos de America del Norte, o en las manadas de los dingos australianos, se encuentran grupos constituidos por una sola pareja con sus cachorros o incluso individuos solitarios, situaciones típicas de los Lobos y de los perros salvajes del norte de Europa.


No se debe creer, por otra parte, que a una capacidad tan grande de adaptación y de cambio corresponda igualmente una gran flexibilidad de comportamientos sociales. Los esquemas de comportamiento social son esencialmente los mismos, no sólo en las distintas razas de perros y en los lobos, sino también en los cánidos filogenéticamente más cercanos como los coyotes y los chacales y en los más lejanos como las distintas especies de zorros.


Pero las pocas diferencias que existen son determinantes a la hora de hacer posible el desarrollo de grupos sociales más amplios y todo lo que un grupo más grande puede hacer en relación con un grupo más pequeño.


Erik Farina 2014


En consecuencia, la organización social de la manada, aun basándose en los mismos esquemas de comportamiento, es sensiblemente distinta en las diversas especies de cánidos. Las relaciones entre sus miembros son muy sencillas. Existe una escala jerárquica de dominio y subordinación, no demasiado estable, que determina la importancia social de los individuos particulares.


Cuando un perro o un lobo entra a formar parte de una familia de humanos, transfiere a los humanos las relaciones sociales que normalmente desarrolla con sus semejantes. Los perros no aprenden a comportarse como hombres, en contra de lo que puedan afirmar los propietarios enamorados de sus perritos, sino que continúan mostrando los esquemas de comportamiento típicos de todos los individuos de su especie.


Igualmente, los humanos que tratan con los perros, intentan transferir a éstos sus propias relaciones sociales, conminándoles a comportarse como humanos. La relación resultante no es ni típicamente humana ni típicamente canina.


El perro deja de ser un miembro de la manada, aunque continúe comportándose como tal, sino que pasa a ser un individuo totalmente dependiente y obedece a su amo. No se le puede considerar como un niño, dado que no podrá nunca aumentar ni modificar su posición social.


Quizá la caracterización más apropiada que se pueda dar a la situación de un perro doméstico sea la de un perenne cachorro en estado de subordinación respecto del amo-jefe-humano.


En su estado salvaje el número de miembros de una manada está en función de la abundancia de comida en su territorio y del tipo de presas que se cazan. Naturalmente un grupo de perros o de lobos puede abatir mucho más fácilmente un ciervo o una vaca que lo que pueda hacerlo un individuo aislado o una pareja.


Erik Farina 1999


Pero si el número de miembros en una manada está en función de la abundancia de comida, la ventaja de la vida comunitaria no se limita sólo a tener más posibilidades de éxito en la caza. El lobo ibérico continúa viviendo en manada aunque el territorio en que vive ya no le ofrece grandes herbívoros que cazar. En efecto, vivir en manada permite no sólo atacar mejor a la presa, sino también defenderse mejor de los peligros de la vida salvaje.


En la base de la vida en manada hay una predisposición genética muy determinada. Cuando los cachorros llegan en torno a las cinco semanas de vida y se inicia su período de socialización con los miembros que tiene cerca, comienza a aparecer un comportamiento llamado alomimético por el que los cachorros realizan al mismo tiempo las mismas actividades: es una especie de comportamiento contagioso, comparable en algunos aspectos al bostezo humano, cuyo significado biológico consiste en sincronizar las actividades dentro del grupo.


Este es el primer atisbo del espíritu de manada, y está en la base de la vida social tanto de perros como de lobos.


Los perros, cuando viven juntos, caminan, corren, descansan, se sientan, se tumban, se levantan, ladran y aúllan siempre a la vez.


Todos los propietarios de perros saben lo fácil que para estos perros es formar grupo. Cuando dos perros, aun sin haberse conocido nunca antes, se encuentran encerrados juntos en un recinto, tras los rituales de reconocimiento, se comportan, si no surgen problemas de incompatibilidades, como si formaran parte de la misma manada. Al ladrido del uno seguirá el ladrido del otro, y si uno levanta y se pone en movimiento para una vuelta exploratoria, enseguida le seguirá el otro.


La tendencia hacia este comportamiento de imitación de los miembros del propio grupo es de por sí más fuerte en los jóvenes, aunque también en los adultos persistirá este continuo contacto, no sólo visual, sino también táctil y acústico, que mantendrá la coexistencia del grupo.


CAPÍTULO 2


Por: Erik Farina (Etólogo Canino)


PSICOLMASCOT


Contacto:
psicolmascot@gmail.com


Copyright © Por: Erik Farina - Psicolmascot