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martes, 29 de mayo de 2012

Metodos de Adiestramiento y el aprendizaje Animal

"Es cualquier proceso en el que, durante la ontogenia normal de la especie, la organización de la conducta del animal viene determinada en parte por alguna experiencia específica previa. En ausencia del requisito de la experiencia faltará por completo alguna capacidad conductual o su organización diferirá de la de los individuos similares para los que la experiencia estuviese disponible". (Johnston, 1981)

"El aprendizaje es un cambio inferido en el estado mental del organismo, que procede de la experiencia e influye de forma relativamente permanente en el potencial del organismo para la posterior conducta adaptativa" (Tarpy y Mayer, 1978)

Tanto los conceptos de ontogenia, como los de experiencia y conductas adaptativas nos llevan a la idea de que el animal forzosamente debe tener experiencia durante su vida para adquirir el aprendizaje necesario que le asegure su adaptación individual y su evolución como especie. Pero si observamos a algunos insectos vemos como, en un solo día, nacen se aparean y mueren. ¿Dónde están la experiencia y el aprendizaje que les hace aptos para que su especie no se extinga? ¿Realmente es necesario el aprendizaje para sobrevivir en nuestro planeta? ¿Acaso no hay especies que han sobrevivido millones de años sin adquirir, durante su vida, ningún tipo de aprendizaje?

Como verán, la definición de aprendizaje queda coja si no introducimos el concepto que la completa respecto al organismo en cuestión: “animal perteneciente a especie altricial”. Estas especies son aquellas en las que los individuos necesitan de cuidados parentales y en las que su periodo vital es lo suficientemente prolongado para que puedan adquirir experiencia. Las otras, precociales, no llegan a conocer a sus progenitores, su periodo vital es efímero y además, no necesitan ningún tipo de aprendizaje para sobrevivir. Sus capacidades innatas les bastan para afrontar las exigencias que le impone el espacio ecológico en el que habitan y además, responden a mecanismos desencadenantes innatos que son estímulos que provocan la respuesta adaptativa.

El perro, perteneciente a especie altricial posee, igual que nosotros, su propia capacidad de aprendizaje y su conducta obedece a una compleja interacción entre lo innato o filogenético y lo aprendido durante su vida u ontogenia. En este punto se introduce la dicotomía entre lo innato y lo experimentado o aprendido y para juzgar si la conducta que observamos en nuestro amigo es de uno u otro tipo podríamos decir que una conducta será innata cuando el individuo que la ejecuta ha sido aislado desde el nacimiento y es capaz de realizarla aún cuando lo colocamos en un contexto diferente.

Una vez definido el aprendizaje vemos que esta capacidad podemos verla desde dos enfoques distintos: -Como desarrollo de conductas manifiestas adaptativas -Como concerniente al conocimiento adquirido

El primer enfoque de aprendizaje hace referencia a las conductas observables en un animal. El hecho de que observemos a un lobo derribar a una presa y matarla nos indica que ese individuo ha aprendido correctamente la conducta compleja de caza.

La manifestación conductual del aprendizaje es importante para la supervivencia y para la adaptación. Lo que cualquier animal haga es de suma importancia porque es la conducta y no su conocimiento, lo que constituye su estrategia de adaptación.

Desde el segundo enfoque podemos considerar el aprendizaje como la transición desde el estado de ignorancia al de conocimiento. Para el humano es fácil comprender este aspecto porque, desde pequeños, se nos ha inculcado la cultura general pero los animales, con capacidad de aprendizaje, también poseen conocimientos. Los perros conocen su territorio, saben como llegar a las fuentes de recurso utilizando puntos de referencia y por donde les puede llegar el peligro. El problema para nosotros, a la hora de observarlos, es que no siempre se comportan de forma que revelen estos conocimientos y las reglas por las que los han adquirido.

De lo expuesto deducimos que el reto que plantea la investigación del aprendizaje animal es averiguar, con exactitud, que conocimiento ha adquirido un animal y las reglas por las se adquiere este conocimiento.

Desde tiempos antiquísimos ya se formulaban teorías relativas a las fuentes de conocimiento. Así, Platón aseguraba que el conocimiento en los animales era innato, Aristóteles se decantaba por la experiencia como única forma de obtenerlo y posteriormente, Descartes separó, en conceptos mutuamente excluyentes, el instinto animal de la razón humana.

Fueron Paulov y posteriormente Thorndike quiénes basaron sus teorías sobre el aprendizaje en la adquisición del conocimiento por medio de la asociación de ideas.

La teoría en la ciencia del aprendizaje y el adiestramiento.

Para que una teoría o método sea apta o fiable se deberá ajustar a estos criterios:

1. Debe ser susceptible de verificación. Sus conceptos internos, abstractos, han de relacionarse con el mundo exterior mediante principios puente de tal forma que podamos verificar esos conceptos de forma objetiva.

2. Una buena teoría es simple y no entorpecida por constructos que resulten innecesarios para explicar los datos disponibles.

3. Debe poseer generalidad, es decir, proporciona una descripción unificada de un conjunto de hallazgos y fenómenos diversos.

4. Será una teoría productiva. La teoría ayuda a generar nuevas predicciones y orienta a la investigación futura.

Además de lo expuesto, es imprescindible aplicar a la teoría el método científico en el que, a partir de una hipótesis, se emiten una o varias predicciones que, de cumplirse, apoyarán la hipótesis. Luego, y como es de rigor, habrá que contrastar las predicciones para finalmente convertir la hipótesis en tesis.

Demostrar una teoría lleva muchos años de preparación científica del investigador y muchos años de comprobación de nuestro trabajo. Los que nos hemos sometido a un tribunal de suficiencia investigadora tenemos la profunda convicción de que enunciar una nueva teoría o método no es solo fruto de nuestro trabajo sino el de multitud de precursores que hacen avanzar la ciencia a pequeños pasitos y sin “grandes inventos”

Veamos, en un pequeño resumen, las distintas clases de teorías que han desarrollado los psicólogos experimentales y los etólogos aplicados.

Teorías cognitivas

Se denominan teorías teleológicas porque definen y describen el fin u objetivo hacia donde se orienta la conducta. Los sujetos se comportan de acuerdo con un fin aunque aún cuando la forma de la conducta pueda variar. Si observamos a un perro perseguir a un conejo decimos que el perro tiene un objetivo – atrapar al conejo – aunque los detalles de la conducta pueden ser muy complejos como zigzaguear, saltar vallas o simplemente, ladrar.

En esta teoría se especula con que el perro posee una representación interna del acto de atrapar al conejo, es decir, que puede “concebir” hacerlo. Tolman en 1932 fue uno de los que adoptó esta teoría del aprendizaje.

Teorías mecanicistas

Explican la conducta no en función de los objetivos, sino en función de los mecanismos que subyacen a estos procesos. La conducta está mediatizada por varios mecanismos de los que, si conocemos su naturaleza, podemos predecir y comprender la conducta. Estos mecanismos pueden ser estructuras neuronales, sistemas neuroquímicos o circuitos neuronales. Hull en 1943 formuló una hipótesis por la cual la conducta estaría determinada por una gran variedad de mecanismos entre los que destacaban: el impulso y el hábito.

Teorías del análisis de la conducta

La conducta se selecciona por los resultados que obtiene. Esta teoría entronca con la selección natural y en ella, la característica de la especie varía de un individuo a otro. Las conductas son variables y el ambiente selecciona la adecuada y más adaptativa. Por tanto, estas son seleccionadas de entre todas las demás. Uno de los seguidores más importante de estas teorías fue Skinner.

Las teorías de los seguidores de Skinner se ajustan al concepto de la capacidad que tienen los individuos aptos para modificar su conducta a tenor de la influencia de los agentes externos.

La pregunta obligada ahora es: ¿Cuál de las aproximaciones teóricas es la correcta? Ninguna de ellas es necesariamente incorrecta sino que cada una aporta un lenguaje y una perspectiva distinta para la comprensión de los fenómenos del aprendizaje.

Procesamiento cognitivo complejo

En el adiestramiento del perro utilizamos los procesos del aprendizaje implicados en el condicionamiento pavloviano e instrumental además de procesos de orden superior como: -Discriminación -Memoria  -Generalización

Fernández y Churc (1982) demostraron que las ratas y palomas pueden contar e incluso, medir el tiempo. Por una inferencia lógica, el perro como mamífero evolucionado también lo hace con los relojes internos implicados en el tiempo y en la cuenta.

Según Lea (1984) para demostrar que un animal tiene un concepto de nivel superior hemos de mostrar que no está procesando solo los rasgos físicos de los estímulos. Aunque todavía no se ha obtenido la evidencia necesaria para su comprobación, otros estudios posteriores hacen prometedora la teoría de Lea.

 Los estudios de Wright y Delius (1994) llevan a la conclusión de la capacidad del animal para la igualación y la singularidad.

Un largo etcétera de investigadores han llevado a cabo estudios sobre la capacidad de los animales como el perro, la rata, la paloma o el primate no hominoideo, para realizar procesos como la inferencia, analogías o regla lógica de transitividad.

Verán ustedes que, como decíamos antes, una teoría novedosa es muy compleja de cuadrar y conlleva muchos años de trabajo y la aplicación de un método científico lo más aséptico y minucioso posible.

La realidad es que, para formarse como adiestrador, deberíamos ser conscientes de las capacidades que, aunque suponemos en el perro, no sabemos encuadrar en su potencial de especie. Entiendo, por otro lado, que tampoco es necesario pasar largos años de nuestra vida formándonos en Psicología, Etología, Biología o Veterinaria. Para eso están los científicos investigadores de los que debemos extraer la ciencia necesaria para conseguir el mejor adiestramiento, en el menor tiempo posible y con la mejor relación educador-educado.

Lo que no es necesario en absoluto, es la tendencia a la cada vez más frecuente aparición de métodos prodigiosos diseñados por supuestos expertos en Psicología canina, Etología o vaya usted a saber que disciplina que, aunque se imparta en las universidades, parecen haber sido diseñadas en la barra de un bar por señores que evidentemente no han pisado un claustro universitario. Demos al César lo que es del César y al perro, lo que necesita: un adiestrador formado, con ética, paciencia y cariño por esta impresionante especie.


 

miércoles, 23 de mayo de 2012

Mi Perro tira de la Correa con fuerza

Para que no tire, la correa no debe tensarse nunca más.
La simplicidad muchas veces es la clave de las cosas.
Cuando sintamos tensión de la correa, por siempre, automáticamente, en cualquier momento, acercaremos el perro a nosotros lo suficiente para que la correa se destense de nuevo. No daremos un tirón al perro. Lo acercaremos a nosotros, lo que importa es que no se vuelva a repetir la sensación para el perro de que tira de nosotros, y la correa se mantiene tensada.
La tensión de la correa apoyándose en el collar lesiona la tráquea y provoca instintivamente mayor tensión muscular general en la dirección opuesta (es decir, hacia delante). Debemos poner en nuestras cabezas la imagen de que cuando se tensa la correa, lo acercamos a nosotros para destensar (siempre, en todo momento), y esto con el tiempo acaba sucediéndonos automáticamente. Quiero poner especial énfasis en este punto: Dejo claro que no es un tirón, es hacer contrastar la diferencia de sensación corporal en el perro, entre estar tirando de la correa, y estar parado con la correa destensada (no hay sensibilidad en ningún lugar de su cuerpo).

Por tanto, empezamos suprimiendo un importante elemento condicionante: la sensación corporal general.
Esta deberá ser una premisa seguir por siempre, si queremos hacer de nuestro perro un animal que no tira de la correa.

Habitualmente, lo que ocurre es que esto no se puede empezar a intentar en muchos casos de buenas a primeras, sin antes conseguir enseñarle a que empiece a retenerse caminando con la correa destensada. Si mantuviésemos siempre esta idea en la cabeza, el perro no tiraría nunca, en ninguna situación. Simplemente se acostumbraría a mantener en el lugar más largo de la correa, sin tirar, porque sabe que a partir de ese punto le vuelven a acercar. Ahora bien, igual deseamos que camine junto a nosotros.

Concepto “Giro en U”.
La idea es bien sencilla. Si tú tiras de la correa, yo giro, volviendo sobre mis pasos. Tantas veces como haga falta.
Con este movimiento simple adquirimos una gran serie de recursos que nos facilitan el trabajo enormemente: Aumentamos motivación, interés por la recompensa, evitamos la distracción enormemente, “creamos” situaciones que permiten reforzar, y es ideal para los perros que tiran de la correa fuertemente, incluso para potenciar la atención hacia nosotros. Existen varias premisas básicas e importantes de cumplir “a rajatabla”.
- No importa el collar, porque no se manipula la correa (nunca tira, siempre destensada). Sirve cualquier elemento: halti o ronzal, fijo, dinámico, cualquiera… pero si es un petral, que sea un Gentle Leader, con movimiento dinámico de “abrir-cerrar” (el giro del perro se inicia en la cabeza, y el petral fija al perro por el cuerpo, aunque se podría utilizar si es un perro que atiende perfectamente a la voz y nos sigue mediante esas señales).

- La correa debe ser medianamente larga. Yo utilizo siempre que puedo las de “adiestramiento” (correa de 1,80 o 2 mtrs., con mosquetones en las dos puntas, y diferentes anillas en el centro), creo que todos las conocemos. Un buen largo de correa nos proporciona más espacio para parar y esperarlo cuando giramos. Más espacio para movernos sin tener que manipular la correa.

- El escenario, con las menores distracciones posibles, hora tranquila, lugar tranquilo. Tiempo de la actividad, unos 10 minutos (la regla es: dejarlo cuando empiece a bajar la motivación, después de unos ejercicios conocidos y profusamente reforzados).

- La tensión de la correa, siempre nula (excepto en algunos poquísimos momentos, que explicaremos).

-No podemos parar cuando vamos en línea recta (el perro no puede decidir pararse a oler, rascarse, o lo que sea). Únicamente podemos parar brevemente (unos pocos segundos) en el momento de efectuar el giro sobre nuestros pasos, mientras intentamos convencer al perro, con la voz y mostrándole el refuerzo (señales gestuales y auditivas), de que nos siga. Si aún así no lo hace, empezaremos a andar llevándonos con nosotros al perro, ofreciéndole la recompensa (fijando la posición retrasada), para que ande más deprisa y así se destense sola la correa nuevamente. -Nunca damos refuerzo si el perro no está por detrás de nosotros.

Explicación de la técnica: Si tú tiras, vas delante. Si yo giro 180 grados, te quedas detrás.
Esta simplicidad me permite reforzar esta posición mientras camino después de girar en U (el perro está atrasado) proporcionando pequeños pedacitos de comida continuamente mientras se mantenga detrás. La “meta mental” no debe ser “caminar paralelo a mi pierna”, al menos no por el momento, ha de ser “camina atrás de mí” (ese comportamiento es el que reforzaremos). Cuando no tire de la correa ya moldearemos una posición más exacta (con las patas delanteras en paralelo a nuestras piernas). Eso es muy sencillo modificando el lugar en el cual recibe el refuerzo, más adelante.

¿Por qué extingue el comportamiento de tirar de nosotros? ¿Por qué funciona?

1.- Supresión del condicionante: Sensación corporal totalmente diferenciada al no poder ejercer presión hacia delante, tirando de la correa. Se suprime la sensación (elemento condicionante) de tirar, por tanto la situación es nueva (está abierto a comprenderla y a adaptarse a ella).

2.- Aversivo sutil: La frustración de no poder ir donde quiere. El control de decidir nosotros el camino (aumento del valor jerárquico del guía, explicar profundamente esta expresión acerca de la jerarquía podría ser motivo de otro artículo).

Otra explicación más operante, igualmente válida: Sobrepasar nuestra pierna al caminar hacia adelante tiene el resultado final de un giro, por tanto, de no poder ir en la dirección que el perro escoge (ayuda a la extinción, no se auto-refuerza con un resultado beneficioso para el perro, llevarnos donde él decide). Escoged la que queráis, pero para mí las cosas no pasan por un único motivo, las dos me parecen ciertas en la misma medida.

3.- Refuerzo positivo: Asociar el refuerzo a la posición correcta (mantenerse atrás). No hacen falta mayores explicaciones. Sólo hay que repasar el condicionamiento operante. Es lógico entender que la recompensa permite y potencia que se repita esa situación.
Muchas veces, la imposibilidad de entregar refuerzos en perros que estiran continuamente no nos permite iniciar la actividad con éxito.
Girar en U nos permite cuándo decidir nosotros el instante en que el perro quedará en una posición de poder ser reforzado.

El detalle de la actividad.

Empezamos a caminar con el perro en la izquierda. Si queremos, le damos una orden verbal en el momento de empezar a caminar, pero esto es optativo. Funciona igual aunque no digamos absolutamente nada. El tira inmediatamente, giramos y esperamos brevemente a que nos siga. Este es el único momento en que la correa se tensa, para pararlo… debemos aguantarla para que pare y nos mire. Cuando sintamos en la mano que ha parado y no sigue tirando, dejamos ir un poco de correa para buscar la destensión de la misma manteniendo al
perro sin moverse), llamándolo y enseñando la recompensa. Cuando empieza a andar hacia nosotros empezamos a andar también y le ofrecemos la recompensa antes de que nos rebase. La cogerá, y volverá a estirar, la primera vez.  Tal vez la segunda también. Repetimos el proceso tantas veces como haga falta. O reforzamos o giramos, una vez tras otra.

Recordemos que el momento de girar en U nos lo marca el perro al rebasarnos (lo que sucede, lo decide él al rebasarnos, es una consecuencia de su comportamiento).
Si una persona externa fuera capaz de ir contando los pasos que andamos en línea recta antes de girar en 180 grados, veríamos los rápidos avances, repetición tras repetición. Observaríamos que cada vez podemos andar más metros en línea recta sin tener que girar en U.

Evidentemente, hemos de ir reforzando continuamente mientras el perro esté detrás nuestro, mientras caminamos, y dejaremos de reforzar justo antes que nos empiece a rebasar. Al principio, para el guía resulta ciertamente mareante, porque no puede mirar demasiado hacia delante. Debemos controlar todos los movimientos del perro y reaccionar ágilmente girando en U o reforzando, dependiendo de la situación. Podría ser que nos sintiésemos mareados en algún momento. Por tanto, elegid un lugar amplio y sin obstáculos. Os lo dice alguien que algunas veces ha estado a punto de golpearse en alguna farola mientras hace esto.

La práctica contínua.

Repetición a repetición, empezaremos a notar avances rápidamente. Enseguida notaremos que el perro asocia que si se mantiene por detrás de nosotros, recibe recompensas continuamente. Es una idea similar cuando trabajamos la inmovilidad. “Mientras no me mueva, me recompensan, por tanto, mejor no me muevo”. Es el momento de intentar alargar un poco el espacio entre recompensas.
Y entonces podemos incluir otro concepto:
Generar atención. En todo este proceso, veremos que cuando el perro empieza a entender la actividad, nos mira más a menudo. Debemos de entender esta señal, como si nos estuviera pidiendo el refuerzo. Reforzar cuando nos mira, tantas veces como lo haga, y conseguiremos atención en la actividad. Retrasaremos la dispersión, evitaremos la distracción, y generaremos interés en el refuerzo. Por tanto, debemos tener continua atención para reforzar cuando nos mira y está caminando atrasado, especialmente. Moldearemos su interés en la orden.

Moldeando y Generalizando.

Mantenemos esta práctica unos 5-10 minutos diarios (antes de la dispersión por distracción) y repetimos la actividad al día siguiente, a la misma hora, en el mismo sitio. El tiempo de duración de la sesión, realmente lo marca la madurez del animal, entre otros aspectos. Hemos de ser especialmente sensibles para valorar su motivación constantemente, y acabar la sesión con un ejercicio fácil y muy recompensado.
Con el tiempo y las repeticiones, podremos alargar el tiempo en que podemos hacer esta práctica.
Cuando ya camine habitualmente sin tirar, junto a nosotros, alargaremos los espacios de recompensa sólo para elementos que deseemos moldear especialmente, como caminar exactamente en una posición, si lo deseamos, su atención constante, lo que deseemos.

Cuando ya lleve un tiempo ejerciendo la actividad a la perfección (en lo posible, y dependiendo de nuestro grado de exigencia en ello), podemos empezar a generalizar lugares y situaciones. Para ello, deberemos volver atrás en el tiempo de duración de la sesión, y conseguir el mismo resultado, repetición tras repetición, en otros sitios en los que aumentará su posibilidad de distracción de forma gradual.

Variaremos horarios, variaremos duración, variaremos distracción, e incluso variaremos la persona que lo guía. Todo esto hará más sólido el aprendizaje. Evidentemente, reduciendo drásticamente el tiempo de la sesión (por la incapacidad de concentrarse por un largo espacio) y aumentando el tiempo de generalización, este sistema es especialmente adecuado para los cachorros. Se puede aplicar perfectamente en animales de tres meses, cuando ya tienen las vacunas en regla, y esto se convertirá en su comportamiento habitual con la correa. Muchas veces, mucho más fácilmente que con perros adultos.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Los perros sienten empatía hacia los humanos

Nuevo estudio refuerza la teoría de que los perros pueden sentir empatía hacia nosotros.

Un nuevo estudio sugiere que los perros sólo bostezan cuando nos escuchan bostezar, una evidencia más fuerte de que los caninos son capaces de tener empatía hacia los humanos. Pero el significado de esto no está claro...

¿Simple reflejo?

Aunque el bostezo contagioso en perros se podría considerar un simple arco reflejo, este comportamiento es más raro de lo que parece: muy pocos animales lo hacen, y sólo los perros atraviesan lo que se llama la barrera de especie:

Además de los canes, el bostezo contagioso se ha observado en babuinos, macacos y chimpancés.

Tomando en cuenta que los humanos tienden a bostezar en presencia de amigos y conocidos, se piensa que verse contagiado por el bostezo de alguien es un reflejo de sentimientos de empatía.

De la misma manera, se ha demostrado que los perros tienden a bostezar después de observar a personas conocidas hacerlo. Pero no está claro si este comportamiento canino está vinculado a la empatía como lo está con los humanos.

Con ese objetivo, científicos de la Universidad de Porto, en Portugal, reclutaron a 29 canes con, por lo menos, 6 meses de estar viviendo con sus dueños, para la aplicación del estudio.

Para reducir la ansiedad, el experimento fue llevado a cabo en los hogares de los canes y con la presencia de una persona conocida, pero sin contacto visual con los dueños.

El equipo, liderado por la bióloga de comportamiento animal, Karine Silva, registró los sonidos de los amos al bostezar, además de un bostezo femenino no conocido. Para esto se dispuso de un control de sonido artificial para inducir bostezos naturales en los voluntarios caninos.

Cada perro escuchó todos los sonidos en dos sesiones, con 7 días de separación entre cada una. Durante estas sesiones, los investigadores midieron el número de bostezos obtenidos de perros en respuesta a los sonidos de conocidos y desconocidos.

Doce de los 29 perros bostezaron durante el experimento. En promedio, los caninos bostezaron cinco veces más seguido cuando escuchaban a conocidos bostezar que cuando escucharon los sonidos artificiales.

¿Estos resultados sugieren que los perros tiene la capacidad de tener empatía con humanos?, dijo Silva.

Y es que, según la investigadora, esto no es sorpresa: desde que el hombre empezó a domesticar perros hace por lo menos 15 mil años, se les ha impuesto tareas y labores con mayor complejidad, desde cazar hasta guiar a los invidentes.

Esta relación afectiva/laboral pudo haber forzado una empatía transespecie a través de los milenios. 

¿Este estudio nos dice algo acerca de los mecanismos subyacentes en el bostezo contagioso de los perros? dijo Evan McLean, estudiante de doctorado en el Centro de Cognición Canina de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, quien no fue parte del estudio.

¿Como en los humanos, los perros pueden adoptar este comportamiento usando únicamente sus oídos? aclaró.

Aún así, sostiene McLean, el experimento no nos dice mucho sobre la naturaleza de empatía de los perros, pues no aclara si, de alguna forma, son capaces de identificar nuestras emociones como nosotros.

Cual fuere la conclusión, los resultados podrían ayudar a resolver algunos enigmas de la evolución canina en las relaciones humanas, así como los mecanismos que muchos animales usan para adaptarse y convivir con otras especies.

El estudio se publicará en la edición de julio de la revista Animal Cognition.

martes, 8 de mayo de 2012

Mi perro me vuelve loca...

Llevar una mascota a casa de cualquier procedencia implica un contrato con el animal para proveerle comida, agua, refugio, adiestramiento y compañía. El perro está más que deseoso de cumplir con su parte del trato, porque sabe de dónde viene la comida. Los perros han sido compañeros de los humanos por miles de años; junto con los instintos y conductas que lo hacen un canino, cada cachorro nace con una afinidad hacia la vida en una familia humana.

El contrato se pone tirante cuando las expectativas que tienen los humanos sobre el perro difieren de la realidad. Para prevenir problemas, la apuesta del mejor de los propietarios, es considerar que su cachorro o su perro adulto tienen el potencial de ser la compañía perfecta, bajo las circunstancias correctas - y entonces pueden comenzar a orquestar esas circunstancias.

En este punto, no importa si el perro viene de una fábrica de cachorros o de un criador acreditado, de una tienda minorista o de la hermana del jefe o de la hembra que solo tendrá una camada; los dueños deben construir el lazo humano-animal con el perro que ya tienen, no con el que desean tener. Entonces, olvide el pasado. Use el origen del perro para explicar su comportamiento, no como una excusa para ignorar los problemas hasta que sean insuperables. Un cachorro proveniente de una tienda de mascotas puede ser difícil de enseñar a ser limpio en la casa o puede ser hiperactivo, pero una vez que llegó a su casa, es importante que usted entienda como ocuparse de esta conducta. Un Golden retriever criado en el campo o el Springel Spaniel pueden tener una iniciativa de trabajo que lo vuelve loco, pero si el perro es suyo, entonces es SU responsabilidad tratar esta conducta.

Reconociendo el potencial

Cada perro se comporta de acuerdo a su componente genético. Esta tendencia genética puede ser deducida de sus ancentros -raza pura o mestizos- y debe ser adecuado a través de adiestramiento y las oportunidades de comportarse como la naturaleza pretende. En otras palabras, un Basset Hound o un Dachshund puede que no sea un buen compañero de trotes, pero cualquiera de ellos puede ser un encantador perro para la casa, estupendo para paseos en el parque, bueno para rastrear y divertido para que un niño lo lleve a participar en competencias. Por otro lado, un revoltoso Labrador Retriever o un Dálmata puede ser difícil de manejar por un niño y difícil de mantenerlo en el jardín, pero ambos son sensibles al ejercicio diario, un consistente adiestramiento en obediencia y una disciplina firme. El truco es estar alerta a las posibilidades, aún si usted está desanimado a que Toby sea un tornado de energía (casi siempre destructivo) y Snoopy preferiría echarse en el sofá en vez de acompañarlo a practicar bicicleta.

El potencial genético es solo una parte de la fórmula. Cada perro tiene también un potencial de comportamiento; potencial que puede ser moldeado con un adiestramiento firme y consistente. Afortunadamente, los perros son moldeables, ellos pueden ajustar con firmeza y consistencia comenzando hoy, aunque no hayan tenido experiencia alguna en el pasado. El período de ajuste puede ser duro, pero los resultados hacen que valga la pena.

Qué hacer ?

Entonces, ¿cómo traducir todo para tener un perro bien educado que reúna las expectativas familiares? Primero, usted tiene que ajustar un poco esas expectativas para adecuarlas a la personalidad y carácter propio del perro. Luego usted tiene que abordar cada problema seriamente, quizás yendo tan lejos como para hacer una lista de lo primero que hay que tratar y las alternativas para hacerlo.

Por ejemplo, si Boby no ha sido adiestrado para ser limpio en casa y muerde los tobillos, ambos serios problemas, intente una solución que le ayude con las dos conductas. Una jaula puede ayudar. Alimentarlo en la jaula, luego sacarlo a su lugar para hacer sus necesidades. Use una palabra o frase que él aprenderá a asociar con hacer sus necesidades en el sitio correcto, como "al baño" o "haz tu asunto". Cuando él tiene éxito, elógielo y déle un premio especial como trocitos de pollo o queso.

Si él no hace sus necesidades en 5 minutos, llévelo de vuelta adentro y póngalo en su jaula por 10-15 minutos, luego inténtelo otra vez. Nada de juegos hasta que lo logre. No le permita correr por toda la casa hasta que ya esté entrenado en hacer sus necesidades en su sitio.

Cuando él pellizca los tobillos, diga un fuerte "¡NO!" tómelo y póngalo en su jaula por 10 minutos. Si persiste en esa conducta, repita el proceso.

Comience el adiestramiento en obediencia ahora mismo, e insista en que toda la familia participe. Aunque participar en clases de adiestramiento puede ayudar, no siempre es necesario si usted está determinado y tiene un buen libro como ayuda. Carol Lea Benjamin tiene 2 libros escritos para perros rescatados, pero son apropiados para adiestrar a cualquier perro y cuestan baratos. Los títulos son "The chosen puppy" y "Second hand dog" (*ambos disponibles en inglés). El libro de Job Michael Evans, "The evans guide to housebreaking your dog" (*disponible en inglés) también ayuda a construir un lazo con su perro y de esta forma resolver otros problemas de conducta. El libro de Karen Pryor "No lo mates.. enséñale" (disponible en español; titulo en inglés "Don't shoot the dog") da a conocer una nueva tendencia en adiestramiento positivo motivacional, moldeando una conducta deseable más que castigar las conductas indeseables. Puede encontrar docenas de otros libros en librerías, así usted probablemente encontrará uno que reúna sus notas y su filosofía de adiestramiento.

El adiestramiento en obediencia establece efectos sobre el perro y le da la oportunidad de reencauzar su centro. Si Boby responde a "sienta" y "echate", usted puede utilizar estos comandos para calmarlo y evitar que mordisquee los tobillos, que ocurre cuando está agitado. Si "Toby" obedece "sentado-quieto" antes que usted abra la puerta, es menos probable que lo deje afuera después del gato del vecino o la pelota de los niños.

 La hiperactividad

Razas y mestizos con altos niveles de energía pueden ser tan destructivos como dañinos. Pointers, retrievers, perros de caza, terriers, coonhounds y muchas otras razas tienen una firme y psicológica necesidad de estar ocupado. Si usted no les da algún trabajo que hacer, ellos encontrarán uno, y es altamente probable que usted no esté muy contento con eso.

Los perros activos necesitan juguetes, paseos diarios, tiempos de juego, y otras oportunidades para quemar su energía. Frisbees, pelotas de tenis, Buster cubes, juguetes Kong, etc., todos ayudan, tanto como jugar con otros perros. Hacer al perro parte de la vida diaria de la familia ayuda también; en vez de encerrarlo en una jaula o habitación cuando usted atraviesa la puerta, llévelo con usted. Hacerlo parte de las actividades familiares le da algo que hacer y esperar con , lo hará más responsable de una buena conducta.

Cuando usted no puede llevarlo consigo asegúrese que tenga algo de ejercicio antes de dejarlo solo en la casa y que tenga cosas entretenidas por hacer para mantenerlo ocupado cuando usted se va. Un Buster Cube llenado con media taza de comida para perros guardada de su desayuno y un juguete Kong rellenado con pellets o galletas humedecidas con mantequilla de maní o miel, son grandes favoritos. Cada cierto tiempo él sacará la comida de los juguetes, se cansará tanto y se dormirá. Usted volverá a su casa con los muebles intactos, y su perro no temerá verlo llegar por esa puerta.

Si su perro es destructivo, vea de cuantas maneras puede mantener su hogar a salvo. Encerrar al perro, recoger el basurero, poner trampas de ratón bajo una capa de papel de diario en la mesa o el sofá, rocíe las superficies con algo amargo o una mezcla de agua y vainilla, o ponga una reja para niños en las puertas. Si él es muy dañino, vea de cuantas maneras usted se las puede ingeniar para mantener su cordura y comenzar a apreciar su naturaleza cariñosa. Enséñele a echarse en su propia alfombra y quedarse ahí, juegue con él en pequeños esfuerzos varias veces al día, incorpórese a clases de obediencia y competencias para aprovechar su fuerte lazo con un miembro de la familia, o juegue a "esconder la golosina" y "busca el juguete" para mantenerlo ocupado.

 Tranquilidad y paciencia

Cambiar las conductas inapropiadas de una mascota requiere paciencia, persistencia, consistencia, sentido del humor, paciencia y sentido del humor. Y paciencia.

Lo primero que debe arrojar por la ventana es la idea que el perro aprenderá automáticamente lo que usted quiere que aprenda. Deje atrás el mito de que el perro entiende intuitivamente que es lo que quiere decir "no", "sienta" "quieto" "ven aquí" y otras ordenes. El perro puede ser un experto leyendo el lenguaje corporal y como comunicar su estado de ánimo a los humanos y otros perros, pero él no es bilingüe. Canino, el sabe; español, no.

Lo primero que hay que hacer es conectar una acción con una palabra. "Siéntate" para una persona generalmente significa "inclínate y coloca tu trasero en una silla", pero "siéntate" para un perro no significa nada hasta que es conectado con una conducta. Tanto si usted le enseña la conducta primero, como en el adiestramiento con clicker, y luego le agrega la orden, o le enseña la palabra mientras usted guía al perro a la posición, usted todavía tiene que enseñarle y reforzar que "siéntate" SIEMPRE significa "baja tus cuartos traseros hasta el piso". Significa lo mismo en el auto como en el living, lo mismo en el jardín como en la puerta de entrada, lo mismo cuando usted está solo en casa como lo hace cuando tiene invitados a una fiesta.

Cambiando las expectativas

Estudios han mostrado que el fracaso de un perro en reunir las expectativas de sus dueños, pone al animal en un alto riesgo de ser entregado a un refugio canino. Si el perro que usted tiene se vuelve en el perro que usted particularmente no quiere, cambie sus expectativas y así podrá disfrutar sus buenas características y mejorar o ignorar las malas. Si él es tele-adicto y usted quería un compañero de excursión, adquiera otro perro que satisfaga esa necesidad y disfrútelos a ambos. Si él es un alborotador, tiene un carácter activo que ponga a prueba su paciencia, juegue con él, haga su casa a prueba de perros y enséñele algunos modales. Si él es demasiado atrevido o muy tímido o ladra demasiado o es dominante con algunos miembros de la familia, compre un libro o busque la ayuda de un adiestrador. Únase a él, se alegrará de haberlo hecho.
Por: Norma Bennett Woolf