viernes, 20 de enero de 2012

Terapia con perros para después de un infarto

La estadística y el estudio ratifican lo que ya conocen y comprueban muchas personas en su vida diaria a cerca del beneficio que aportan las mascotas. En este caso, los protagonistas son los perros; el medio de prueba, un máster que imparte la Universidad de Sevilla; y los beneficiarios, pacientes que han sufrido un infarto, en los que el índice de mortalidad disminuye en un 30 por ciento.

Son resultados que han comprobado expertos de la Hispalense con este Máster en Aplicaciones del Perro a la Terapéutica Humana, primer y único título de estas características en España, cuya tercera edición dará comienzo mañana viernes.

Los resultados arrojan datos que revelan que a los cinco años de haber sufrido un infarto el índice de mortalidad en pacientes que tienen un perro es del 17 por ciento y en los que carecen de esta compañía del 43 por ciento. Según el catedrático de Psiquiatría de la US, Alfonso Blanco Picabia, «el perro hace bien por su simple presencia como mascota, ya que aporta beneficios para la salud física y mental». No sólo benefician a las personas con problemas cardiacos, sino que los perros entrenados en esta terapia «son capaces de detectar un ataque epiléptico o una bajada de azúcar a través del olfato». Niños con problemas de atención o inteligencia, autismo, hiperquinesia, hiperactividad, problemas de movilidad o de memoria; ancianos con deficiencias de movilidad o enfermedades crónicas y enfermos mentales también se benefician de la TAP. Una terapia que también ofrece múltiples ventajas en casos de violencia de género, según apunta el director del Máster y del grupo de Investigación

Psicología Clínica y de la Salud de la US, Luis Rodríguez Franco.

Es de resaltar que los alumnos trabajan con perros que provienen de distintos refugios y perreras de la provincia de Sevilla. «Son perros abandonados a los que se adiestra y pasan a trabajar directamente en los centros con los pacientes», explica.