Erik Farina |
Muchos factores influyen en la forma de moverse de un perro. El primero es su construcción, es decir, su estructura anatómica. Un perro con un ángulo correcto en la omoplato, como por ejemplo el Golden Retriever, disfrutará de más flexibilidad de movimientos que otro que tenga la omoplato demasiado recta, el cual posiblemente caminará con cierta rigidez, como al trote, lo cual constituye un defecto salvo cuando se considera característico de una raza determinada, como el Pinscher Miniatura, por ejemplo.
También la edad y la forma física influyen en la forma de moverse. Un perro joven y bien musculado se moverá con más soltura que otro perro más anciano en baja forma física o con sobrepeso. A los perros les ocurre como a nosotros: deberían adquirir un buen tono muscular gradualmente y después ser capaces de conservarlo. Sin embargo, por desgracia, abundan los perros demasiado perezosos y la obesidad se ha hecho ya tan frecuente en los perros como en los seres humanos.
El sobrepeso repercute en los órganos internos tanto como en la agilidad y en la elegancia al moverse. Actualmente existen numerosas consultas veterinarias especializadas en problemas de sobrepeso, y no deberá dudar en someter a su perro a tratamiento si necesita ayuda para hacerle adelgazar y estar en su peso correcto. Los perros se benefician tanto como nosotros de una dieta controlada unida a un incremento del ejercicio.
El cuerpo del perro es una máquina prodigiosa. Además de andar de forma pausada y armoniosa, el perro puede correr a gran velocidad, brincar y nadar. Su cuerpo goza, además, de una flexibilidad admirable, lo que le permite pasar de estar hecho un ovillo a ponerse en pie sobre las patas traseras sin esfuerzo. La enorme agilidad de los perros, unida a su naturaleza tan versátil, ha permitido a los humanos emplearlos en una enorme variedad de tareas a lo largo de los siglos: desde el rescate de personas hasta la caza, desde la tracción animal hasta el exterminio de la alimañas.
Los perros suelen desplazarse de una de estas cuatro maneras: al paso, al trote, a medio galope y al galope. Cada raza o tipo suele caracterizarse por una forma determinada de marchar al paso.
Los perros grandes y poderosos suelen marchar con paso largo y majestuoso, mientras que los perritos menudos y vivarachos como el Terrier tienden a dar graciosos saltitos. Una de las mejores formas de desplazarse es al trote, un paso uniforme y regular que permite alcanzar buenas velocidades sin consumir tanta energía como el galope o el medio galope.
El galope es la marcha utilizada para recorrer cortas distancias a gran velocidad. Consume muchísima energía y aunque hay razas creadas expresamente por su capacidad como sprinters (Greyhounds - Galgos), ni siquiera éstas son capaces de resistir mucho tiempo a galope tendido.
Otras razas se crearon, en cambio, por su gran flexibilidad. Los Border Collies, como otros perros de pastor, pueden girar en seco para reorientar el rebaño o echarse al suelo en un segundo cuando se lo ordenen. En cualquier caso, todos estos rasgos de conducta tienen su origen en la efectiva secuencia avistamiento, acecho, persecución utilizada para cazar por el lobo.
La Potencia Muscular
Los perros poseen tres tipos de músculos: los lisos, que controlan el movimiento de los órganos internos; el músculo cardíaco, que constituye la mayor parte del corazón, y los estriados o esqueléticos, que son todos los demás. El perro puede controlar a voluntad todos y cada uno de sus músculos esqueléticos.
Los músculos están formados por fibras que se contraen al ser estimuladas por un impulso eléctrico y están unidos a los huesos por tendones. Las contracciones y relajaciones musculares mueven las articulaciones haciéndolas plegase o extenderse, desplazarse hacia adentro o hacia fuera, o rotar. Por cada músculo hay otro que realiza la función opuesta y gracias a esto es posible que los movimientos alcancen un alto grado de precisión.
Además de los movimientos más obvios, los músculos son también los encargados de controlar otros movimientos menos visibles, como los que se producen al temblar o tiritar, al respirar, al defecar o en el parto.
Los perros poseen tres tipos de músculos: los lisos, que controlan el movimiento de los órganos internos; el músculo cardíaco, que constituye la mayor parte del corazón, y los estriados o esqueléticos, que son todos los demás. El perro puede controlar a voluntad todos y cada uno de sus músculos esqueléticos.
Los músculos están formados por fibras que se contraen al ser estimuladas por un impulso eléctrico y están unidos a los huesos por tendones. Las contracciones y relajaciones musculares mueven las articulaciones haciéndolas plegase o extenderse, desplazarse hacia adentro o hacia fuera, o rotar. Por cada músculo hay otro que realiza la función opuesta y gracias a esto es posible que los movimientos alcancen un alto grado de precisión.
Además de los movimientos más obvios, los músculos son también los encargados de controlar otros movimientos menos visibles, como los que se producen al temblar o tiritar, al respirar, al defecar o en el parto.
Aunque todos los perros saben nadar por instinto, algunas razas fueron criadas expresamente para trabajar en el medio acuático. El Terranova, provisto de un denso manto termoaislante, no sólo es un excelente nadador, sino que incluso tiene los dedos de los pies palmeados.
En su origen, esta raza fue criada y adiestrada para ayudar a los pescadores a halar las redes cargadas ya de pesca, y más tarde para rescatar seres humanos que se habían caído al agua.
Su fuerza es tal que puede sacar un bote de remos del agua si se le entrena para ello. Son numerosas las noticias sobre Terranovas que han rescatado contra voluntad a algún bañista que se proponía disfrutar tranquilamente del agua.
Otras razas, como el Caniche y el Perro de Aguas portugués (a los que es posible adiestrar para que recuperen redes de pescar caídas y las traigan hasta la orilla), deben su actual aspecto al origen nadador de su raza. Su actual corte de pelo procede del utilizado cuando eran perros de trabajo para incrementar su movilidad en el agua, pero manteniendo sus articulaciones bien abrigadas.
Los perros han sido durante generaciones el único motor utilizado para trasladar personas o mercancías en trineo a través de terrenos cubiertos de hielo o nevados. Los perros de tiro trabajan en equipo, arrastrando la carga a la que están enganchados bajo las órdenes del musher o conductor del trineo.
Los perros de tiro se utilizan también en carreras deportivas de trineo. El cornering (tomar curvas cerradas a enorme velocidad) no tiene por qué representar una prueba excesivamente dura para estos perros, pero desde luego no es precisamente cómodo para el musher, colocado en pie tras las riendas a lo largo de hasta 32 km (en carreras relativamente cortas) y desplazándose a una velocidad que puede alcanzar lo 40 km/h.
En las carreras largas, aunque tal vez no se alcancen tales velocidades, las distancias recorridas son en cualquier caso escalofriantes: hay récords de más de 1600 km en menos de 10 días. También se han criado como animales de tiro el Bernés, un perro de montaña suizo elegido por su gran fuerza y flexibilidad, y los perros que aún se usan en Asia central para hacer girar las norias.
La Caza
El instinto de acechar y cobrar piezas de caza, natural del perro, ha sido aprovechado por los humanos desde que se inició su domesticación. Una de las familias caninas más antiguas fue la de los Lebreles, como el Greyhound, el Lebrel Afgano (Tazi) y el Deerhound, perros dotados de buena vista, larguísimas patas y una agilidad más propia de un guepardo que de un perro, capaces de avistar la caza y de perseguirla a toda velocidad.
El cuerpo ágil y menudo de los Terrier, por su parte, les confiere flexibilidad y rapidez, cualidades muy útiles para acechar y cobrar caza menor o exterminar pequeñas alimañas penetrando en sus escondrijos subterráneos, sobre todo si se unen a los magníficos reflejos de este tipo de perros.
Los perros, en general, son verdaderos atletas. Lo normal es que cualquier perro sobrepase corriendo, saltando o maniobrando hasta al más ágil de los humanos, y también que se acomode con flexibilidad de contorsionista en el rincón más angosto que se pueda imaginar para dormir plácidamente.
Más vale un perro que nunca se está quieto que un perro siempre dormido.
Por:
Erik Farina (Etólogo Canino)
Contacto: psicolmascot@gmail.com