Erik Farina 2012 |
Todos los órganos de los sentidos del perro están expresamente diseñados para asistirlo en la caza. Su agudo olfato le permite rastrear una presa a kilómetros, incluso horas después de que la pieza se haya marchado. Sus ojos, sobre todo si se trata de Lebreles, que se guían de la vista más que del olfato para cazar, les permiten detectar hasta el más insignificante movimiento que pueda producirse en extensiones muy vastas. Los perros poseen también muy buen oído, y pueden captar hasta el más leve murmullo producido por las posibles presas.
El cuerpo del perro ha sido modificado por los criadores para incrementar su habilidad como cazador. Los Lebreles (cazador de liebres) tienen cuerpo de Sprinter para alcanzar liebres y conejos en plena carrera; los Terrier pueden, por su parte, colarse por los más angostos escondrijos en busca de alimañas, y los perros de pastor, rápidos y con excelentes reflejos, tienen la agilidad necesaria para acechar a otros animales.
Compañeros de Caza
Durante milenios, los perros han acompañado a los humanos en las partidas de caza, desde cuando cazaban en busca de alimento hasta la actualidad (con fines deportivos). Muchas razas actuales proceden de la especialización de los perros.
La caza consta de diferentes fases y tareas. La primera consiste en detectar las presas, y con este propósito se criaron numerosas razas especializadas en el rastreo. Los rastreadores, dotados de un finísimo olfato, suelen trabajar en jauría, siguiendo el rastro aromático dejado por las presas en la vegetación al pisarla o incluso en el propio aire. El Bloodhound, el Beagle, el Foxhound y el Basset son todos perro de rastreo.
Los Lebreles, entre los que se incluyen el Afgano (Galgo de Afganistan o Tazi), el Greyhound y el Whippet, confían más en la vista que en el olfato para localizar las presas. También existen los perros de muestra, que además de detectar las presas, avisan al cazador de diferentes formas de su localización. Un ejemplo es el Kurzhaar, al que se suman los Bracos y Pointers. Los Spaniels, además, levantan la caza, obligándola a salir de su escondrijo para que el cazador pueda dispararla o atraparla con la red.
En la caza mayor, hay que atacarla, y para ello se criaron razas caninas como el Irish Wolfhound y el Deerhound. Para la caza de aves que se abaten, las presas deben ser trasladadas hasta donde se encuentra el cazador, y después hasta su casa, y para ello se criaron todas las razas de cobradores o Retrievers.
Cobrar Las Presas
Entre los cobradores o Retriever destacan dos razas sumamente estimadas actualmente como perros de compañía: el Golden Retriever y el Labrador Retriever, además de otras muchas como el Retriever de pelo liso, el Retriever de pelo rizado, el Retriever de la Bahía de Chesapeake y el Retriever de Nueva Escocia, todas ellas hábiles igualmente para cobrar piezas en tierra o en agua.
Todos los cobradores tienen algo en común: les encanta sostener y transportar cosas con la boca. Si se les adiestra adecuadamente, aprenden a traer a su propietario cualquier objeto. Los Retriever son famosos por su carácter apacible, sumiso y paciente con los humanos. Aunque siempre hay excepciones, es precisamente este rasgo de su carácter lo que les permite traer de buen grado al propietario las presas intactas. Un perro menos sumiso y complaciente que el Retriever probablemente huiría con la presa y se la comería tranquilamente donde nadie lo molestara.
Canalizar los Instintos de Caza y Cobro
Actualmente
los perros suelen ser animales de compañía más que compañeros de
caza, y esta nueva función conlleva un inconveniente: el animal no
puede dar salida a sus instintos de caza. Muchos perros, durante el
paseo, se descontrolan persiguiendo presas equivocadas, como alguien
que sale a correr, un ciclista o una ardilla en el parque. Este
comportamiento puede ocasionar serios trastornos. Los Retriever, en
concreto, con frecuencia se convierten en perros ladrones, pues su
instinto los lleva a cobrar falsas piezas y salir corriendo.
Para
evitar estos problemas y permitir que el perro se realice, es
fundamental canalizar sus instintos de caza y cobro por medio de
ejercicios de obediencia o agilidad, adiestrándolos como perros de
trabajo o sencillamente jugando con ellos. Un perro de trabajo sin
empleo se buscará probablemente ocupación por sí mismo, y
corresponde al propietario dar salida a sus habilidades e instintos
naturales para evitar males mayores. Si se le proporciona una
ocupación no necesitará hacer travesuras.
Para un
correcto adiestramiento de su perro, una educación canina o una
modificación de conducta, puede escribirnos al correo;
psicolmascot@gmail.com Nos pondremos en contacto con usted para poder ayudarle con su
problemas o necesidades de su perro.
Por:
Erik Farina (Etólogo Canino)
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