Erik Farina Psicolmascot |
Comportamiento Social del Perro Capítulo 9
El Juego en los Perros
Como para los niños, el juego es una parte esencial para el crecimiento de los cachorros. A través del juego aumentan las posibilidades de aprendizaje.
Se comienza con actividades que llevan a los cachorros a descubrir el olfato, la vista y el tacto, para después pasar a los juegos motores.
Gradualmente todos los aspectos del comportamiento adulto aparecen como actividad lúdica: provocaciones, persecuciones, amenazas, destrozos de objetos entre los dientes desgarrando el objeto; juguetes, trapos, ropa, zapatos, etc..
A menudo estos juegos van acompañados de gruñidos y ladridos, que sirven para coordinar las acciones entre los cachorros.
Las actividades lúdicas presentan un interés especial, ya que los cachorros experimentan así todas sus posibilidades de actividad autónoma: saltan y corren cambiando a menudo de dirección, se revuelcan por tierra descubriendo e inventando nuevas coordinaciones matrices, y echan la base para el desarrollo de las aptitudes venatorias en los adultos y consecuentemente de su autosuficiencia.
El comportamiento de juego comprende también competiciones lúdicas que dan lugar a las relaciones entre los perros, las mismas relaciones que después se estabilizarán según el esquema dominador subordinado.
Actividades como persecuciones y competiciones se necesitan al menos dos perros, pero no siempre los perros están dispuestos a jugar.
Entre los perros, y no sólo entre los cachorros, sino también entre sujetos más maduros, se han desarrollado algunos esquemas de comportamiento de “invitación al juego”, que se utilizan también para tratar de implicar a los compañeros humanos.
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El más conocido de estos esquemas es la inclinación, que es una especie de estiramiento de las patas y bajando la cabeza hasta el suelo. Se ha discutido mucho sobre la razón de por qué se ha desarrollado tal comportamiento, pero no se ha dado todavía una respuesta satisfactoria.
Una hipótesis es que la inclinación es un verdadero estiramiento modificado que indica que el perro está completamente relajado y que los ataques y las huidas que se apresta a hacer no deben considerarse como algo sería, yo lo considero como una reverencia perruna a la invitación del juego, una provocación para iniciarlo.
A veces algunos perros particularmente excitados en el juego hacen movimientos exageradamente ostentosos como carreras rapidísimas, saltos con contorsiones, breves zig-zag, e intervalos de inclinación como invitación al juego; todo esto no es más que una manera de mostrar su ostentación todo lo que pueden.
Pero hay otras señales que se lanzan los perros para invitar a sus compañeros a jugar, sean perro o humanos. Una es la llamada “cara de juego”, una expresión equivalente a la sonrisa humana; los labios están estirados horizontalmente hacia atrás, y las mandíbulas están ligeramente abiertas aunque sin mostrar los dientes.
En un cierto sentido, como posición de los músculos faciales, es lo opuesto del gruñido de un perro enfadado, en el que las extremidades de la boca se echan hacia adelante y se muestran los dientes.
Un perro con cara de jugar resulta totalmente inofensivo para el humano.
Otras incitaciones al juego son el toque con el hocico, el toque con la pata y la oferta.
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El toque con el hocico deriva del comportamiento infantil de búsqueda de los pezones de la madre, e igualmente el toque con la pata proviene de otro comportamiento alimenticio infantil.
Hay otras veces en que si un perro quiere jugar, puede sentarse frente al compañero de juego y alzar la pata dando golpes en el aire.
La oferta, en cambio, consiste en llevar un objeto, como una pelota, un juguete u otra cosa ante el compañero de juego, poner la oferta en el suelo entre sus patas y esperar la respuesta del otro.
Apenas el compañero trata de cogerlo, el perro aferra la oferta con los dientes y sale huyendo. Si entonces el otro le persigue, habrá tenido éxito al implicarle en el juego; de lo contrario, deberá comenzar de nuevo.
Cuando el que inicia el juego es un perro dominador pone en marcha un comportamiento especial para asegurar al sometido que se trata de un juego.
Con este fin, el dominador puede tenderse en el suelo mostrando el vientre. Esto hace sentirse al sometido más a su aire y le permitirá comenzar el juego.
A menudo muchos perros se muestran particularmente agresivos en el juego, y la explicación hay que buscarla en la etapa infantil. En efecto, cuando a las pocas semanas de edad comienza las luchas entre los cachorros, los pequeños dientes afilados provocan dolor en los hermanos.
Pero cuando ocurre que los mordiscos fuertes interrumpen sus reyertas lúdicas, los cachorros aprenden a controlar la fuerza de sus mandíbulas, la inhibición de la mordida.
Los perros que han estado aislados de pequeños y privados de esta fase de juego de la inhibición de la mordida, no han aprendido a controlar sus mordiscos y de adultos pueden provocar problemas.
Por: Erik Farina (Etólogo Canino)
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