jueves, 27 de febrero de 2020

Adiestramiento Canino – El Rastro

Erik Farina 2016

Adiestrar un perro para el rastro puede resultar útil en muchos casos. Pues el perro será capaz de contribuir eficazmente en la búsqueda de una persona que se haya perdido o de un malhechor, o encontrar un objeto perdido por su amo.

El Cuándo del Aprendizaje

Seguir el rastro es un excelente ejercicio que se puede practicar desde que el perro es muy pequeño y a lo largo de toda su vida. Por lo general, a los perros jóvenes les gusta rastrear, para lo cual no sólo hace falta olfato sino también dedicación e inteligencia sin que ello suponga un gran esfuerzo físico.

La mejor edad para empezar el aprendizaje del rastreo es entre los 3 y los 6 meses. La práctica del rastreo se podrá iniciar muy pronto, al mismo tiempo que se le educa para que acuda cuando se le llame y se le acostumbra a andar cogido de la correa. Por el contrario, el adiestramiento para morder habrá que empezarlo más tarde ya que el perro podría confundir la búsqueda de una persona con la persecución de un agresor y mordería o atacaría sin distinguir entre uno y otro.

Al comienzo, habrá que tener un ayudante que cogerá el perro cuando éste busque al amo y después hará el papel de trazador. Claro está que habrá que hacerle repetir al perro los diversos ejercicios hasta que ejecute perfectamente cada uno de ellos y así no habrá fracasos.

Primeros pasos

Cuando el cachorro tiene 3 meses, se empieza por hacerle buscar libremente en un radio de cincuenta metros. El dueño le coge una delantera de 5 metros y se esconde detrás de un matorral llamando al perro que entonces intentará liberarse de la persona que lo tiene atado (persona que el perro no debe conocer porque entonces se sentirá demasiado seguro).

Después, el dueño se aleja unos 45 metros arrastrando los pies para señalar el rastro y se esconde detrás de cualquier obstáculo. Entonces, el ayudante dejará moverse al perro, sin soltar la correa: el perro le dará la vuelta al primer matorral y buscará al dueño olfateando; en cuanto ponga la nariz en el suelo y empiece a seguir el rastro, habrá que soltarlo para permitirle que encuentre al dueño. Y éste lo felicitará muy efusivo con caricias y palabras de aliento.

A continuación se repetirá el ejercicio en lugares diferentes aumentando progresivamente la longitud de la pista y el tiempo de espera antes de soltar el perro. Cuando éste haya comprendido bien el ejercicio, “trabajará” con un pequeño arnés y una correa delgada que no lo frene.

A los 6 meses, el perro podrá dedicarse a buscar un objeto que el dueño haya dejado (que así habrá quedado impregnado su olor) con regreso por la misma pista, que por eso se llama pista recta doble. Antes habrá aprendido a coger y entregar los objetos lanzados.

El dueño hará que el perro se tumbe y le presentará el objeto que tenga que ir a buscar, después de lo cual lo llevará detrás de un obstáculo ordenándole “túmbate”, “quieto”. Entonces cogerá el objeto y, trazando bien la pista con los pies, irá más lejos a dejarlo y esconderlo.

El perro estará al principio de la pista en posición tumbado. Deberá partir a la orden “busca”. Una vez que haya traído el objeto deberá entregarlo a la orden “da”. Entonces se le felicitará como se merece.

A continuación se hará el mismo ejercicio con un regreso que haga un gran rodeo, pista recta simple, y después con una pista compleja que incluya varias vueltas (en la que el perro buscará siempre el objeto que el dueño haya depositado).

Estos diferentes ejercicios se podrán repetir hasta que el perro tenga un año, y a partir de entonces se complicará el adiestramiento.

Cada vez más difícil

Desde ese momento, el perro podrá dedicarse a buscar personas que no sean el dueño, primero en pistas rectas simples, y después, buscar objetos depositados por un extraño, en cuyo caso el perro trabajará con el dueño.

Una vez que estos ejercicios hayan sido bien comprendidos y se ejecuten de forma casi automática, es decir, sin tener que ordenarlos, se podrán trazar pistas con vueltas, pistas en ángulo recto y pistas que combinen esos distintos trazados.

También se podrá adiestrar al perro para que recoja varios objetos colocados en medio de una pista recta o en un ángulo. A cada orden “da” el dueño meterá el objeto en el bolsillo y hará que el perro se lance a las órdenes “busca” y “trae”.

Más adelante, se podrá incluir el descubrimiento del trazador al final de la pista, es decir, que después de haber encontrado el objeto depositado por un extraño y haberlo entregado (eventualmente a los pies del dueño, sentado o de pie), el perro deberá seguir de nuevo la pista y descubrir al que ha depositado el objeto poniéndose delante de él y ladrándole una vez, pero sin morderle.

A continuación se aumentará la longitud de la pista y el tiempo de espera antes de la salida, con los mismos ejercicios que hasta ahora.

¿Persona Extraviada o Individuo Sospechoso?

Después, el perro aprenderá a actuar en función de que la persona por encontrar sea amiga o indeseable. En todo caso, habrá que tener en cuenta que el indeseable puede adoptar una actitud amistosa para engañar al perro y que un paseante que se haya extraviado puede sentir miedo y reaccionar huyendo o defendiéndose.

Por tanto, habrá que adiestrar al perro para que tome alternativamente tal o cual actitud de acuerdo con el comportamiento de su amo; en un caso, éste estrechará la mano de la persona extraviada y le hablará amistosamente, y en el otro, cacheará al indeseable y le hablará en un tono más seco.

En el rastreo a distancia y en razón de la ausencia del dueño cuando se produce el descubrimiento de la persona, habrá que adiestrar al perro para que inmovilice al individuo sin atacarlo ni morderlo y ladre para indicar su presencia hasta que el dueño decida qué actitud habrá de adoptar el perro.

Para los perros que no tengan acometividad o les inspire miedo el bastón, habrá que limitarse a la búsqueda de objetos, incluso en concursos. En todo caso, el perro habrá de estar acostumbrado al ruido de los disparos ya que el comienzo de cada prueba se señala con un tiro.

A continuación vendrá la introducción de pistas falsas, es decir, de pistas que el trazador interrumpe volviendo sobre sus pasos: también el perro habrá de retroceder al final de la pista falsa para seguir por la pista principal y continuar su trabajo.

El Rastreador de Élite

Si el perro presenta una aptitud especial para el rastro o si quiere presentarlo en competiciones y concursos, se podrán ir complicando cada vez más los ejercicios.

Éstos podrán consistir en que el animal descubra al trazador en un grupo de personas, hacer el ejercicio de noche o recorrer una pista fría, es decir, que lleve una hora por lo menos remontarla, ejercicios todos ellos que reproducen las condiciones especiales del rastreo de policía o las que se encuentran en los concursos de rastreo.

El dueño podrá también, tanto por razones profesionales como por mera afición (suya y del perro) adiestrar al animal para rastreo en terrenos accidentados, campos, pastos de ganado o de venados, lugares públicos o ruidosos, etc.

La vida del perro está centrada en el olfato (relaciones con otros perros, comida, caza, juegos, etc.), y resulta muy agradable potenciar la aptitud natural que tiene el perro para el rastreo, aunque no se tenga intención de dedicarlo a la competición. En cualquier caso, quien quiera convenir su perro en un verdadero rastreador habrá de dedicarle mucho tiempo y paciencia.


Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

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