Los científicos dicen que han descubierto por qué a los
perros les gusta comer carne y huesos.
Los Cánidos antiguos adoptaron una forma de vida de cerca de
ocho millones de años, para cazar presas más grandes, según los investigadores.
La evolución resultante de sus mandíbulas, gradualmente
giraron de sus antepasados a los lobos modernos y, finalmente, a nuestras propias
mascotas, en "hipercarnívoros".
El Dr. Joao Munoz-Doran presentó los resultados en el Primer
Congreso de Conjunto de Biología Evolutiva en Ottawa, Canadá, del 6,10 de Julio 2012.
Él y sus colegas de la Universidad Nacional
de Colombia ha creado un "árbol genealógico" de los Cánidos, juntando
las relaciones entre cada uno de las más de 300 especies de perros.
"Comparamos las especies que tienen dietas muy
diferentes", explicó el Dr. Munoz-Doran a la
BBC Nature.
"Así que los clasificados como carnívoros, hipercarnívoros
(animales que se alimentan de más del 70% de carne) y los omnívoros (animales
que se comen la carne y la vegetación)."
Los antepasados de los lobos modernos pertenecen a este
grupo de hipercarnívoros.
El análisis del equipo, mostraron que las características
del cráneo del Lobo que ahora se distinguen unos músculos fuertes de las mandíbulas
y agrandamiento de los dientes caninos que comenzó a desarrollarse cuando sus
antepasados comenzaron a cazar en grupo.
"Hemos encontrado una historia evolutiva en común de
estas características", explicó el Dr. Munoz-Doran.
"Hace Ocho millones de años era cuando había menos
bosques, más hábitats abiertos que se estaban extendiendo por Asia, Europa y
América del Norte.
"Y cuando hay hábitats abiertos, el grupo de presas
grandes están juntos. Así que habrá más ojos mirando para un depredador."
La única manera de que los perros que vagan por las llanuras
abiertas podrían arrebatar la presa más grande de un rebaño, era trabajar
juntos.
"Y después de muchas generaciones de este
comportamiento de agrupación, existen nuevas presiones selectivas sobre su forma del cráneo", dijo el investigador.
Esta presión hizo que los animales con los dientes más
grandes y fuertes mandíbulas tenían más probabilidades de tener éxito en la
caza, y para sobrevivir transmitieron sus grandes dientes, fuertes mandíbulas, en los genes de la siguiente generación.
"Ellos desarrollaron la fuerza en sus músculos -
especialmente en los músculos que cierran la boca", dijo el doctor Munoz-Doran.
"Y los huesos que son más resistentes a la flexión, por
lo que podría apoyar los esfuerzos mecánicos de morder la presa.
"Con el tiempo, se adaptaron a ser"
hipercarnívoros."
El investigador señaló que los perros domésticos tenían
"muy buenas razones evolutivas para disfrutar de masticar un hueso".
"Ellos tienen las herramientas para hacerlo", dijo
a la BBC Nature
", y quieren utilizar sus herramientas."
Por; Victoria Gill - Science reporter, BBC Nature, Ottawa,
Canada