4 de Febrero Día Mundial contra el Cáncer
El 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, promovido por La Organización Mundial de la Salud, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) con el objetivo de aumentar la concienciación y movilizar a la sociedad para avanzar en la prevención y control de esta enfermedad.
El Cáncer en Perros y Gatos
¿Qué son la neoplasia, los tumores y el cáncer?
La neoplasia es el crecimiento anormal e incontrolado de células o tejido en el cuerpo, y el crecimiento anormal en sí es conocido como neoplasma o tumor. Puede ser benigno o maligno. Los neoplasmas benignos no crecen de manera agresiva, no invaden los tejidos corporales que los rodean ni se diseminan por todo el cuerpo. Por otro lado, los neoplasmas malignos, tienden a crecer rápidamente, invaden los tejidos que los rodean y se diseminan a otras partes del cuerpo (metástasis).
A menudo, las palabras “tumor” o “masa” son utilizadas para describir la hinchazón existente u otro tipo de apariencia física de un neoplasma. Con frecuencia, la palabra “cáncer” se confunde con neoplasia, pero solamente los neoplasmas malignos son verdaderamente cáncer.
¿Qué tan frecuentes son las neoplasias y el cáncer?
La neoplasia es común en mascotas y la incidencia incrementa con la edad. Casi la mitad de las muertes de las mascotas mayores de 10 años se deben al cáncer. En los perros, el cáncer se presenta casi con la misma incidencia que en los seres humanos, mientras que en los gatos la incidencia de cáncer es menor.
¿Cómo se diagnostica?
A menudo, se sospecha la presencia de neoplasia en base al historial médico y al examen físico de la mascota. Otros exámenes adicionales, como radiografías (rayos-x), pruebas de sangre y ultrasonidos pueden ser necesarios para confirmar la neoplasia. Por lo general, se necesita llevar a cabo una biopsia, la cual consiste en tomar una muestra de tejido del neoplasma para ser examinado bajo un microscopio. Esto ayudará a confirmar el diagnóstico y a determinar si el neoplasma es benigno o maligno. También pueden ser necesarias biopsias adicionales de otros tejidos, como de los ganglios linfáticos, para determinar la magnitud de la diseminación del neoplasma maligno (cáncer).
¿Se puede prevenir la neoplasia?
Desafortunadamente, la causa de la mayoría de las muertes por neoplasia aún se desconoce y, por lo tanto, la prevención es difícil. Una detección y un tratamiento tempranos son la mejor forma de manejar la neoplasia en mascotas.
Tipos comunes de neoplasia en mascotas
Piel – La neoplasia de piel es muy común en perros viejos, pero es mucho menos común en gatos. La mayoría de los neoplasmas de piel en gatos son malignos, pero en perros por lo general son benignos. Su veterinario debería examinar todos los neoplasmas de piel en un perro o en un gato para determinar si son malignos.
Glándula Mamaria (Mama) – El 50% de todos los neoplasmas mamarios en perros y más del 85% de todos los neoplasmas mamarios en gatos son malignos. La esterilización de su mascota hembra antes de los 12 meses de edad reducirá de manera importante el riesgo de neoplasia de glándula mamaria.
Cabeza y Cuello – La neoplasia de la boca es común en perros, pero menos frecuente en gatos. Los signos a observar son: una masa o tumor en las encías, hemorragia, olor o dificultad para comer. Debido a que muchas hinchazones son malignas, es esencial iniciar un tratamiento temprano y agresivo. La neoplasia también se puede desarrollar en el interior de la nariz de perros y gatos. Hemorragia nasal, dificultad para respirar o hinchazón facial son signos que pueden indicar la presencia de neoplasia y deberían ser revisados por su veterinario.
Linfoma – El linfoma es una forma común de neoplasia en perros y gatos. Se caracteriza por el crecimiento de uno o varios ganglios linfáticos en el cuerpo. En algunos gatos, un contagioso virus de leucemia felina puede ser la causa del linfoma.
Testículos – La neoplasia testicular es poco frecuente en gatos y común en perros, especialmente en aquellos con testículos retenidos (cuando éstos no descendieron a su posición normal durante el crecimiento, y que pueden estar localizados en el abdomen o entre el abdomen y el escroto).
Neoplasia Abdominal – Los neoplasmas en el interior del abdomen son comunes pero es difícil realizar un diagnóstico temprano. La pérdida de peso o la hinchazón abdominal pueden ser signos de neoplasia abdominal.
Huesos – Los neoplasmas de hueso son los que se ven con más frecuencia en los perros de raza grande y en perros mayores de siete años, y es poco frecuente en gatos. Los huesos de las patas, cerca de las articulaciones, son los sitios más comunes. Un dolor persistente, cojera e hinchazón en el área afectada son los síntomas comunes de la enfermedad.
Muchos de los síntomas anteriormente mencionados también son vistos en condiciones no neoplásicas, pero aun así, éstos requieren la atención inmediata de un veterinario para determinar la causa. La neoplasia es frecuentemente tratable y un diagnóstico temprano ayudará a su veterinario a proporcionar la mejor atención posible.
¿Cómo se trata el cáncer?
Cada tipo de neoplasia requiere una atención individualizada y puede incluir una terapia de tratamiento o una combinación de las mismas como cirugía, quimioterapia, radiación, criocirugía (congelamiento), hipertermia (calentamiento) o inmunoterapia. La salud general de su mascota también es muy importante, y su veterinario puede recomendar cambios en su dieta u otras alternativas para ayudar a que su mascota responda mejor al tratamiento. Una vez que usted tenga un diagnóstico, su veterinario discutirá sobre la mejor opción (u opciones) de tratamiento para su mascota y los riesgos y efectos secundarios asociados con cada opción. El manejo del dolor también es una parte importante del tratamiento. En algunos casos, su veterinario lo puede referir a un oncólogo certificado (especialista en cáncer) y/o a una clínica especializada, dependiendo del curso recomendado del tratamiento.
Algunos tipos de neoplasia pueden ser curados, pero otros solamente pueden ser tratados para disminuir su propagación y prolongar el alivio y la vida de su mascota el mayor tiempo posible. A menudo, los factores más importantes para determinar el éxito del tratamiento son la detección temprana del neoplasma y el tipo de éste. En algunos casos, la eutanasia es considerada cuando una mascota tiene neoplasia (especialmente en algunos tipos de cáncer). Antes de tomar una decisión, ya sea para el tratamiento o para la eutanasia, discuta las opciones con su veterinario con el fin de poder hacer la mejor elección para su mascota y su familia.
¿Cuál es el índice de éxito?
Esto depende en gran medida del tipo y la magnitud de la neoplasia, así como de la agresividad de la terapia. Normalmente, los neoplasmas benignos son fáciles de tratar, y existen grandes posibilidades de que el tratamiento de cualquier tipo de neoplasia tenga éxito si éste fue detectado de manera temprana. Aunque algunos neoplasmas (especialmente los tipos de cáncer más agresivos) no pueden ser curados, el tratamiento puede prolongar la vida de su mascota y mejorar su calidad de vida.
¿Qué nos traerá el futuro?
A través de las investigaciones y la experiencia, estamos aprendiendo cada vez más sobre la neoplasia. Hoy en día, los animales tienen más posibilidades que antes de ser tratados de manera exitosa contra la neoplasia y el cáncer, y mientras más aprendamos sobre estos problemas, más posibilidades habrá de que mejoremos y salvemos las vidas de las mascotas. Los nuevos métodos de diagnóstico pueden ayudar a detectar la neoplasia de manera temprana e incrementar las posibilidades de su mascota, y se están desarrollando nuevos métodos de tratamiento para tener mayores posibilidades de éxito con menores riesgos de efectos secundarios.
10 signos comunes de neoplasia en animales pequeños.
1. Hinchazones anormales que persisten o siguen creciendo.
2. Úlceras que no sanan.
3. Pérdida de peso.
4. Pérdida de apetito.
5. Hemorragia o secreción por cualquier abertura corporal.
6. Olor fétido.
7. Dificultad para comer o tragar.
8. Titubeos al hacer ejercicio o pérdida de vitalidad.
9. Rigidez o cojera persistentes.
10. Dificultad para respirar, orinar o defecar.
Por: Erik Farina (Etólogo)
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