Erik Farina |
El perro que roba comida de la mesa
Generalmente, llega un momento en el
adiestramiento de su cachorro, o incluso del perro ya un poco más
crecido, en que cabe utilizar un método que prácticamente proyecta
el perro hacia la forma de conducta deseada. Este método se emplea
cuando se ha fracasado con otros métodos, yo considero que cualquier
castigo drástico por el fracaso experimentado por el perro podrían
dañar más que ayudar a nuestro programa de adiestramiento. Por eso
NUNCA, se castiga a un perro, NUNCA se le puede pegar, eso NUNCA. La
idea básica existente en este tipo de adiestramiento es conseguir
que el perro piense que el mismo ha tomado una mala acción y tenido
una mala experiencia inolvidable. En el pensamiento del cachorro se
forja la idea de que sus dueños no han tenido vinculación alguna
con la mala experiencia.
Esta es una acción cuya tentación
muchos cachorros no pueden resistir. Su vigoroso ritmo de crecimiento
los lleva casi constantemente a tener hambre, y la comida que sus
amos tienen sobre la mesa constituye un reclamo que les resulta
imposible resistir, sobre todo en el caso de perros que han venido
recibiendo pequeños trozos de comida provenientes de la mesa, de
manos de algún miembro de la familia, lo cual constituye una de las
maneras más fáciles de malcriar un perro.
La mayoría de cachorros que han sido
reprendidos severamente por robar comida de la mesa son lo suficiente
inteligentes como para no intentar cometer su delito hasta que sus
amos se encuentran fuera del comedor donde está la comida en la mesa
y con ello desaparece el peligro. Entonces, con rapidez y
silenciosamente, se levanta hasta llegar a nivel de la superficie de
la mesa y se esfuerzan en alcanzar y engullir cualquier alimento al
que puedan llegar, especialmente la carne.
Si su cachorro, o perro adulto, se ha
convertido en un ladrón inveterado y ninguna reprimenda consigue
hacerlo desistir de sus vergonzantes robos cuando surge la
oportunidad, deberá de valerse de un sistema negativo para corregir
esta mala conducta. Debe ordenar la mesa como siempre, cuando intenta
robar algo en ella. Elija después un trozo de carne, átale un
cordel y al otro extremo unas latas vacías, campanillas y cualquier
otra cosa que haga mucho ruido al moverlas o en contacto con el
suelo.
Coloque ese trozo de carne justo en el
borde de la mesa. No permita que el perro le observe, mientras le
prepara la sorpresa, el perro debe estar fuera del comedor, pues de
modo alguno ha de quedar implicado en lo que va a ocurrir. Cuando
todo esté preparado, abandonen el comedor, donde está la mesa con
la comida, al igual que han hecho en ocasiones anteriores, en las que
el cachorro ha cogido algo de la mesa durante vuestra ausencia.
Cuando se encuentren fuera del comedor
y el perro se aproxime sigilosamente a la mesa y coja el trozo de
carne, tirará sin darse cuenta de todos los objetos ruidosos que se
hallan sujetos al otro extremo del cordel y los hará caer al suelo,
y, si intenta huir de ese estrépito espantoso, éste lo seguirá
mientras no suelte el trozo de carne robado que lleva en la boca. El
sobresalto que esto le producirá es aproximadamente igual al que
experimentaría un ladrón que sigilosamente se introdujese en una
casa y, al abrir un cajón, se viese asaltado por el ensordecedor
estruendo de la sirena de una alarma en la casa.
Un silencio profundo constituye el
escudo protector del ladrón y, tan pronto como este silencio se
rompe, el ladrón se encuentra desnudo y expuesto. El cachorro que
roba sigilosamente se siente igual ante el estrépito que ha
provocado, que retumba en sus oídos y lo señala como el culpable.
Por:
Erik Farina (Etólogo Canino)
Contacto: psicolmascot@gmail.com
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