sábado, 3 de agosto de 2013

LOS PERROS RASTREADORES Y DE CARRERA

Erik Farina año 2012
Datos Históricos

Este grupo engloba razas antiquísimas y poco alteradas con el paso de los siglos. Los Lebreles por ejemplo, son los primeros perros de caza conocidos en la historia de la humanidad.

La historia de todos los Hounds (Deerhound, Bloodhound, Greyhound, etcc..) está ligada a la historia de los celtas. Los perros que utilizaban los antiguos celtas para cazar se extendieron por Europa acompañándolos a sus nuevos asentamientos. Los posteriores colonizadores, no obstante, causaron la extinción de la cultura céltica en algunas regiones y la incorporaron a la propia en muchas otras.

En el primer caso, con los celtas desaparecieron los antecesores de los modernos Hounds; en el segundo, también los perros celtas se mestizaron con los perros que trajeron consigo los nuevos pobladores. En algunas regiones, sin embargo, la cultura céltica pervivió (Irlanda, Bretaña, Gran Bretaña), y allí las viejas razas célticas también pervivieron, dando lugar a todos Hounds que conocemos ahora.

Un antepasado común de muchos Hounds actuales fue el Saint Hubert Hound, el perro que criaron los monjes belgas en el siglo VI en honor de San Huberto, su patrono, que se convirtió al cristianismo después de haber visto un venado con una cruz en mitad de la cuerna. El Bloodhound (sabueso) actual, concretamente, es descendiente directo del que criaron los monjes.

Con el paso de los siglos, casi todas las naciones europeas criaron sus propios perros rastreadores y de carrera, aunque fue en Francia donde surgieron más razas. Además, muchas de las razas producidas en otras regiones (como Devon Staghound y el Welsh Hound, por ejemplo) se extinguieron, mientras que la popularidad de muchas razas francesas ha perdurado hasta nuestros días.

En Francia, la caza era uno de los entrenamientos favoritos de los nobles, y por ello los perros de caza se criaban con el mayor cuidado. En el siglo XII, Luis IX planificaba las guerras para el verano y el otoño con el fin de reservarse el invierno y la primavera para cazar. Muchas razas se extinguieron con la aristocracia tras la Revolución Francesa. Otras, como el Baset Griffon Vandéen, aunque estuvieron a punto de extinguirse, han sido recuperadas en épocas recientes y actualmente están ganando popularidad.


Los Perros Rastreadores y o de Carrera

Aunque tanto unos como otros son perros de caza utilizados para localizar a las presas, en la forma en que lo hacen, más exactamente, es el órgano sensorial del que se valen para hacerlo, nos obliga a dividirlos en dos grandes grupos: los perros rastreadores, que se valen de su olfato, sumamente desarrollado, para seguir el rastro de la caza, y los perros de carrera que utilizan la vista principalmente.

Estos perros suelen complementar su gran vista con una excepcional velocidad, necesaria para alcanzar y abatir a las presas. Los rastreadores, en cambio, no son necesariamente rápidos, ya que su estrategia principal es el acoso en vez de la persecución.

Los Rastreadores

A diferencia de los perros de muestra y cobradores, estos perros, una vez localizada su presa, la abaten y esperan que el cazador acuda a recogerla. Criados originalmente para abatir a los lobos y jabalíes, son fuertes y corpulentos, además de resistentes. En épocas posteriores, la necesidad de cazar zorros y venados favoreció la aparición de razas menos voluminosas, capaces de alcanzar velocidades mayores, a veces obtenidas cruzando los rastreadores con perros de carrera.

Los Basset fueron expresamente criados por sus patas cortas para cazar en cubierto, es decir, en la espesura: los cazadores, que debían ir a pie, podían seguir a los perros más cómodamente. Además, éstos caminaban sin despegar la trufa del suelo, lo que les permitía seguir el rastro olfativo con mayor precisión.


Los Perros de Carrera

Entre estos cazadores que no localizan a las presas valiéndose del olfato, sino de la vista, se encuentran en todos los Galgos y Lebreles, cuyo inconfundible perfil de atletas se aprecia ya con toda claridad en las cerámicas persa y asiria del año 6000 a.C., lo que parece indicar que el origen de estas razas es muy anterior al de los rastreadores con los que están emparentadas.

Estas razas proceden de regiones no boscosas del hemisferio sur, donde la escasez de árboles permitía localizar las presas a simple vista, siempre que ésta fuese aguda. El olfato no era tan necesario, ya que ni las gacelas gacelas ni los antílopes podían ocultarse tras la maleza. Fue la necesidad de cazar estas presas tan veloces la que los convirtió en perros de carrera.

A diferencia de los rastreadores, que podríamos considerar corredores de fondo por su resistencia, ya que abaten a las presas acosándolas hasta agotarlas, los perros de carrera son más bien corredores de sprint, como demuestran sus largas extremidades, sus nervudas ijadas y su perfil aerodinámico, así como el profundo pecho, que les confiere una notable capacidad pulmonar.

Al popularizarse el antiguo deporte de las carreras de perros, los Galgos ganaron popularidad, al considerarse los más veloces, aunque en realidad los Irish Wolfhound, los Deerhound y los Lebreles Afganos no se quedan atrás persiguiendo una liebre mecánica.

La Vida en el Hogar

Los rastreadores, criados para cazar en jauría, tienden a llevarse bien con los demás perros, siempre y cuando la jerarquía social entre ellos quede clara. Cuando un perro rastreador encuentra un rastro olfativo en el parque, su instinto lo lleva a seguirlo con obcecación, volviéndose sordo ante su amo, por lo que es fundamental adiestrarlos desde muy jóvenes para acudir cuando se les llame. Estos perros ladran bastante, ya que solían valerse de la voz para indicar a los cazadores que ya podían acudir a recoger las piezas.

Los perros de carrera suelen ser más silenciosos. Como solían cazar en solitario en vez de en jauría, tienen espíritu independiente. Como los rastreadores, se vuelven sordos en cuanto creen haber localizado una presa, por lo que también es preciso adiestrarlos para acudir cuando se les llame desde muy jóvenes.

Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

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