Hay verdadera química entre los perros y sus dueños, nuevas investigaciones en los últimos años y los datos del programa Dognition. Desde un simple beso a una larga mirada de amor, las interacciones cotidianas con los perros son responsables de cambiar la bioquímica de las personas para mejor.
La oxitocina es una pequeña molécula peculiar. Es conocida como la "hormona del abrazo" porque es lo que te hace sentir bien cuando está tocado por un ser querido, recibir un masaje o disfrutar de una buena comida. La oxitocina también tiene propiedades que alivian el dolor y puede disminuir el estrés y la presión arterial.
Las personas experimentan la oxitocina en muchas relaciones sociales, incluyendo la vinculación con sus niños o sus parejas. Lo que es sorprendente es que la gente también experimentarían un cambio de esta hormona cuando se une con una especie totalmente diferente.
Amigos con Beneficios
Miho Nagasawa, de la Universidad Azabu en Japón y sus colegas realizaron un estudio con 55 perros y sus dueños. Las personas con cuyos perros se estuvieron mirando durante dos minutos o más (el 23 por ciento de los perros) mostraron un mayor aumento de la oxitocina que las personas cuyos perros se estuvieron mirando por menos tiempo. Las personas que con los perros estuvieron con una larga mirada también reportaron estar más felices con sus perros que en aquéllos que la mirada con su perro fue sólo alrededor de un minuto de duración.
Estos resultados se repiten en la base de datos de Dognition, un servicio basado en una web que ayuda a los propietarios a encontrar el genio en su perro. En una muestra de 276 perros, el 32 por ciento de los perros tenía una larga mirada, durante un período continuo de 90 segundos o más, en uno o más ensayos.
En otro estudio realizado por Linda Handlin y sus colegas de la Universidad de Skövde en Suecia, los propietarios que besaban a sus perros con mayor frecuencia tenían niveles más altos de oxitocina que otros propietarios.
Handlin encontró que junto con los besos, hubo otros dos factores que predijeron los niveles más altos de oxitocina, la primera fue que los propietarios eran más propensos a percibir su relación con su perro de lo más agradable (es decir, que no creian que el cuidado de su perro era difícil o una tarea). La segunda era una menor frecuencia dándoles golosinas, lo que demuestra que el camino hacia el verdadero amor no es necesariamente a través del estómago de un perro.
En un estudio aparte de Johannes Odendaal y sus colegas de la Universidad de Pretoria, en Sudáfrica, los propietarios se pusieron en una habitación que estaba vacía a excepción de dos mesas y sillas. Los propietarios estaban sentados en una alfombra en el suelo con sus perros y una enfermera sacaban su sangre. Durante los siguientes 30 minutos, la atención de cada propietario se centró por completo en su perro. Hablaban en voz baja a sus perros, acariciándolos con suavidad por el cuerpo y por detrás de las orejas. La sangre de los participantes se les extrae de nuevo después de 30 minutos.
Los investigadores encontraron que la presión sanguínea de los participantes disminuyó, y experimentaron un aumento no sólo de la oxitocina, sino que también toda una gama de otras hormonas, incluyendo la beta-endorfinas, que se asocian con la euforia y el alivio del dolor; la prolactina, que promueve la unión asociada con comportamiento de los padres; la flaeniletilamina, que tiende a aumentar cuando la gente encuentra una pareja romántica, y la dopamina, lo que aumenta las sensaciones placenteras.
Cuando cada dueño de un perro entró y se puso a leer un libro durante 30 minutos, la oxitocina y las otras hormonas no aumentaron tanto como lo hicieron durante las interacciones con su perro. Lo que es aún más increíble es que no sólo los seres humanos sí experimentaron un aumento de estas hormonas, los perros lo hicieron también. Al parecer, los sentimientos de unión y afiliación son totalmente mutuo.
La
relación de la humanidad con los perros es tan extraordinaria que
afecta mucho en la bioquímica a los humanos. La ciencia sólo está
empezando a comprender los mecanismos de esta relación, y las
implicaciones mantendrán a los psicólogos cognitivos ocupado
durante muchos años en el futuro. Pero para aquellos que sólo
necesitan un poco de algo para levantarse el ánimo, intente con una
mirada significativa, o incluso con un beso, con su mejor amigo el
perro. - Live
Science
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