Investigadores de Hungría han descubierto una relación inequívoca entre un polimorfismo repetido en el gen tirosina hidroxilasa (TH) y la impulsividad en las actividades realizadas por perros de la raza pastor alemán. La investigación, presentada en la revista PLoS ONE, se financió en parte mediante el proyecto LIREC («Vivir con robots y compañeros interactivos»), que ha recibido 8,2 millones de euros mediante el tema «Tecnologías de la información y la comunicación» (TIC) del Séptimo Programa Marco (7PM) de la Unión Europea.
Los procesos evolutivos que han contribuido a conformar los comportamientos humanos y caninos han sido similares y por ello es común estudiar al perro tratando de aprovechar su grado elevado de similitud con los humanos en un grupo de características funcionales del comportamiento. Por ejemplo, quienes se dedican a investigar el trasfondo genético de enfermedades humanas complejas relacionadas con el comportamiento pueden servirse de evaluaciones caninas. El pastor alemán es una raza común que se caracteriza por su capacidad de trabajo, por ejemplo como lazarillo y perro policía y para labores de vigilancia y protección. No obstante, también es una mascota excelente.
Expertos en la materia entienden que la impulsividad humana se opone a la diligencia, cimentada en el control de los impulsos, la autodisciplina y el sentido del deber. Estas características en los perros se relacionan con la «receptividad al entrenamiento» y se evalúan mediante distintas actividades como las que implican la recuperación de objetos. El estudio referido supone la primera ocasión en la que se comprueba la impulsividad de forma directa. En él, investigadores de las Universidades de Eötvös Loránd y Semmelweis (Hungría) prepararon una serie de pruebas fiables y válidas para medir la actividad y la impulsividad en perros. El equipo también identificó uno de los factores genéticos responsables de rasgos complejos.
En el estudio se evaluó el comportamiento de 104 perros mediante 2 herramientas. La primera fue una ya validada denominada ADHD RS (Escala de evaluación del déficit de atención y la hiperactividad) canina, mientras que la segunda, de nueva creación, se llama AIBS («Escala conductual de actividad e impulsividad»). La segunda herramienta incluye cuatro pruebas con las que se comprueba la consistencia interna, la fiabilidad interobservador y test-retest y la validez convergente.
«Investigamos si el rasgo de actividad e impulsividad en perros medido por sus dueños (ADHD RS) y las pruebas conductuales se ven modificadas por el polimorfismo del intrón 4 repetido en el TH recientemente descubierto», escriben los autores en su artículo. «En este polimorfismo repetido, una secuencia de 36 pares de bases de longitud en la región cuarta del intrón del gen TH se reitera una vez [se duplica] o no se reitera en absoluto.»
Los investigadores afirman que su estudio ofrece datos nuevos sobre una raza de perro popular empleada con fines profesionales y de compañía. Los descubrimientos también suponen una herramienta nueva para el diagnóstico de la hiperactividad canina. Los autores relatan en su artículo: «Estos resultados también podrían ser útiles en estudios humanos. No obstante, es necesario profundizar más en otros rasgos de la personalidad implicados en la actividad e impulsividad caninas y sus relaciones con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).»