Dentro de todas las actividades en las que el ser humano utiliza el apoyo de un perro destaca el servicio que éste presta a las personas con discapacidad visual, el perro guía.
Este tipo de perro suele empezar su adiestramiento propiamente dicho a partir del año de edad, si bien antes, desde los 2 meses, ha estado cuidado por una familia, que se encarga de socializarlo adecuadamente con la orientación de los expertos y darle el máximo cariño posible.
Una vez en el centro de adiestramiento, un perro comienza un proceso de aprendizaje largo, en el que además se valoran sus cualidades individuales a la hora de poder desarrollar una labor tan importante.
Por su amplia divulgación, todos sabemos que un perro guía proporciona un alto grado de autonomía a una persona con dificultades visuales; sin embargo, ¿sabemos cómo comportarnos con estos perros guía?
Ante todo debemos tener en cuenta que el perro está “trabajando”, por lo que no debemos distraerlo sin dirigirnos antes a su propietario. Así, no debemos reclamar su atención con llamadas, aunque sean de admiración, ni con caricias y mucho menos con comida.
Tampoco debemos tocar el arnés del perro guía, esto sólo puede hacerlo su usuario, y cuando vayamos con nuestro perro y nos encontremos con un perro guía, no debemos dejar que se acerque. Los perros pueden ocasionar algún percance con el mero hecho de saludarse o, en el peor de los casos, al atacarse.
Debido a que existen disposiciones legales que garantizan el acceso de un perro guía con su usuario a los lugares públicos de cualquier naturaleza, debemos facilitarles su trabajo en la medida de nuestras posibilidades.
Por último, debemos tener en cuenta que tienen un exhaustivo control veterinario, lo que garantiza un óptimo estado de salud, y un excelente y equilibrado carácter, de lo contrario un perro no podría desempeñar este trabajo. Royal Canin.es