La presencia de pitones birmanas en el Parque Nacional de los Everglades, en el sur de Florida, preocupa desde hace unos años a los responsables del lugar, que son testigos impotentes del avance de esta especie de serpientes originaria del sur de Asia.
Tanta es la inquietud de los encargados del parque que, además de continuar con los programas puestos en marcha para localizar a las pitones, recurrieron a nuevas fuerzas para combatir esta plaga: perros originalmente entrenados para detectar bombas o droga.
EcoDogs contra las pitones
Jake e Ivy son dos perros labradores criados en el marco del proyecto EcoDogs que, desde Alabama, hicieron un viaje a Florida para colaborar en la lucha contra la invasión de pitones birmanas. La misión dio sus frutos: en seis meses, detectaron a 19 pitones, una de ellas embarazada y con 19 huevos viables.
La mayor parte de estas serpientes medía alrededor de dos metros, pero en su lugar de origen se han llegado a ver ejemplares de más de 6 metros de longitud y 90kg de peso.
Hasta ahora, se formaban equipos de personas que hacían rondas a pie para encontrar las pitones. Los perros permiten que este trabajo sea más rápido.
El profesor Todd Steury, responsable del proyecto EcoDogs en la Universidad Auburn, en Alabama, explica que la transición de los perros que pasan de buscar bombas a perseguir serpientes es sencilla.
"El perro relaciona la búsqueda con el premio que va a recibir si encuentra una muestra de lo que le has entrenado para buscar", le dice Steury a BBC Mundo.
"No importa lo que tenga que encontrar, sea una bomba, droga o una serpiente pitón. El perro sabe que, si encuentra su objetivo, recibe un premio. El resto es simple y básico entrenamiento de perros".
Los encargados de la restauración y conservación de los Everglades se pusieron en contacto con la Universidad Auburn y así es como llegaron Jake e Ivy a Florida. Son perros especializados en la detección de olores, y ahora están entrenados para captar la esencia que desprenden las serpientes.
Craig Angle, director asociado del programa de medicina deportiva del College of Veterinary Medicine dentro de la misma universidad, es uno de los responsables directos del entrenamiento de los perros.
"Lo bueno de utilizar perros es que son polifacéticos, pueden detectar cualquier cosa con tal de que desprenda un olor", explica Angle a BBC Mundo. "Las pitones tienen una tremenda habilidad para esconderse y pueden hacerlo visualmente, pero no pueden disimular su olor", subraya.
La estancia de Jake e Ivy en Florida fue un proyecto piloto. Todd Steury señala que se pudieron obtener lecturas interesantes.
Los investigadores constataron, por ejemplo, que si hace mucho calor, los perros tienen dificultades para trabajar. Además, en los meses más cálidos, las serpientes se esconden más en el agua y es más complicado localizarlas.
Se comparó la eficacia de perros y humanos. Los perros daban mejor resultado si la humedad era relativamente baja. En el caso contrario, los humanos resultaban más eficaces. Pero, en cualquier caso, los perros siempre fueron más rápidos, dos veces y media más, para rastrear toda una zona.
Para la investigadora Christina Romagosa, especializada en pitones en la misma School of Forestry and Wildlife Sciences de la Universidad Auburn, la iniciativa de los perros ha sido extraordinaria.
Es la primera vez que ha trabajado con perros de búsqueda y le ha sorprendido la capacidad que tienen los canes para rastrear el olor de las serpientes, incluso en el agua.
Señalamiento en la distancia
Tanto Craig Angle como Todd Steury hacen hincapié en el hecho de que los perros se mantienen a una distancia razonable de las pitones birmanas que encuentran.
Los perros están entrenados para no acercarse a menos de cinco metros de las serpientes. Así, el perro que localiza un ejemplar, se sienta e indica con su hocico el lugar donde está la pitón.
Una vez que el perro ha dado la señal, dos especialistas se acercan y capturan la serpiente, para posteriormente entregársela a un biólogo.
"Es un dato que se debe destacar", dice vehemente Craig Angle, quien defiende la seguridad con la que funciona este programa.
"Hay que entender los elementos clave. Los perros no deben moverse en el agua, por el peligro que suponen los caimanes, ni acercarse a las serpientes, por el riesgo que implican, aunque en un principio la reacción natural de las pitones es quedarse inmóviles.
"Además, cabe subrayar que este trabajo lo deben hacer organismos profesionales, no personas sin formación específica para este trabajo que se dediquen a buscar pitones con sus perros comunes", agrega.
Contener la expansión hacia otras zonas
Pese al entusiasmo de los expertos que trabajan en el proyecto de los perros de búsqueda, la realidad es que las pitones birmanas seguirán presentes en el territorio de los Everglades.
"Estos perros no van a eliminar las pitones birmanas. De hecho, no hay nada que las vaya a erradicar en este punto, dado el número de ejemplares que hay en los Everglades", reconoce Todd Steury.
Christina Romagosa está de acuerdo con Steury. Si se mira el paisaje de los Everglades desde la altura, se ve que no hay carreteras, es un enorme terreno pantanoso.
Según Romagosa, el esfuerzo debe centrarse en evitar la expansión de la población de serpientes hacia otras zonas o que se adentren en ecosistemas particulares como la zona de los Cayos.
"Todavía no son una amenaza para las personas", dice la experta, aunque ya se dio el caso de una niña de dos años que murió estrangulada por una pitón birmana en Florida en 2009. Las autoridades responsabilizaron a los padres de la bebé por haber mantenido a la serpiente sin alimentar por más de un mes.
Los políticos han empezado a reaccionar. Desde el pasado 23 de marzo, se añadieron cuatro tipos de serpientes constrictor a la lista de especies peligrosas que no se pueden importar a Estados Unidos, y una de ellas es la pitón birmana.
Entrenados como atletas
Craig Angle explica cómo es la formación de estos perros:
"Lo primero, tiene que ser un perro que quiera trabajar, que le guste estar al aire libre, en este caso que disfrute del ambiente de los Everglades y que le divierta buscar.
Tiene que tener mucha motivación. Le enseñamos qué hacer, los distintos olores, en este caso de una pitón, y distintos patrones de búsqueda, dependiendo de la vegetación y del viento.
Hay que entrenarlos como atletas, siguiendo un programa deportivo, vigilar su estado físico, hacerlos correr, darles la alimentación adecuada, con un equilibrio de carbohidratos y proteínas.
El adiestrador de perros o la persona encargada de acompañarlos es una pieza clave del puzzle. Se requiere un mínimo de 3 meses para entrenar a uno de estos perros. Pueden trabajar de forma eficaz desde los 2 años hasta que tienen 10 ó 12".
Serpientes como mascotas
Si bien la primera pitón birmana se vio en Florida en 1979, la multiplicación de estas serpientes comenzó a convertirse en un problema a partir de finales de los 90, principio de 2000.
Ahora, la población de pitones birmanas en el parque de los Everglades se cuenta entre 10.000 y 100.000.
¿Cómo llegaron las pitones birmanas desde Asia hasta Florida?
"Por personas irresponsables", responde Christina Romagosa, investigadora en la School of Forestry and Wildlife Sciences, de la Universidad Auburn, en Alabama.
"Las pitones son muy populares entre los amantes de las serpientes, y las importan sin ser conscientes de que es un animal que crece mucho y que es muy difícil de cuidar. Al no saber qué hacer con ellas, mucha gente las suelta en la naturaleza, algunos piensan que es lo mejor para el animal, otros son simplemente irresponsables", explica la investigadora en entrevista con BBC Mundo.
Estas serpientes son depredadores de primera categoría y son capaces de comerse cualquier animal que encuentren en su camino. En el caso de los Everglades, señala Romagosa, el impacto que tienen se refleja en el ecosistema natural del parque.
No importa lo que tenga que encontrar, sea una bomba, droga o una serpiente pitón. El perro sabe que, si encuentra su objetivo, recibe un premio. El resto es simple y básico entrenamiento de perros"Todd Steury, responsable del proyecto EcoDogs en la Universidad Auburn, Alabama.