Erik Farina año 1994 |
Sensaciones
Gratas e Ingratas
Los
Perros, como nosotros, utilizan el tacto para expresar su afecto y
normalmente disfrutan del contacto físico, pero no de idéntica
forma que los humanos. Para nosotros normalmente es reconfortante un
abrazo estrecho, que alguien acerque su cara a la nuestra o que nos
acaricien el rostro.
Los perros, en cambio, al ser abrazados pueden sentir que otro perro agresivo o un predador les da caza, y sentirse alarmados en vez de queridos.
Los perros, en cambio, al ser abrazados pueden sentir que otro perro agresivo o un predador les da caza, y sentirse alarmados en vez de queridos.
Incluso
puede darles la impresión de que se les está intentando montar, y
por lo tanto dominar abusivamente. Aunque los perros se lamen
mutuamente alrededor de la boca en señal de sumisión, acercar
nuestra cara demasiado a la suya podría provocar en ellos una
respuesta agresiva. Es importante enseñar, sobre todo a los niños,
cómo hay que tocar a los perros, y en general todos debemos aprender
cómo hay que tomarlos en brazos y manipularlos físicamente.
Sostener
a un Cachorro
Rodee
su pecho con una mano mientras soporta el peso de su cuerpo con la
otra, colocada debajo de los cuartos traseros. Estréchelo contra su
propio pecho para infundirle seguridad. Jamás levante a un cachorro
agarrándolo por las axilas, las patas o la cola, ni lo lance y
recoja en el aire.
Levantar
a un Perro Adulto
A
los perros adultos no les suele gustar que los alcen en brazos, en
parte porque no se sienten cómodos y muchas veces también porque
asocian ese gesto a cuando se les sube a la mesa del veterinario para
que los examinen. Si el perro es de talla grande o mediana, lo más
prudente es hacerlo como sigue: con el perro en pie y de costado,
rodear su tronco y patas con ambos brazos y alzarlo entonces con
suavidad, en un solo movimiento. De este modo el peso corporal se
reparte de forma homogénea y se impide que el perro forcejee para
soltarse.
Es
bueno practicar esta técnica con regularidad y así estar preparados
para ponerla en práctica cuando sea realmente necesario. Bastará
con sostener al perro en los brazos como si se fuese a alzarlo y
ofrecerle a continuación una golosina o jugar con él para que
llegue a asociar este gesto con experiencias agradable para él. De
otro modo, cuando tenga que tomar a su perro en brazos, para él será
una experiencia desconcertante y se sentirá atemorizado.
Erik Farina año 2013 |
Dejarse
Tocar
Es
obsolutamente imprescindible que su perro le permita tocar cualquier
parte de su cuerpo sin oponer resistencia. Acostúmbrelo a ser tocado
por usted cuando no siente ninguna molestia, o le será imposible el
día de mañana tratarle una dolorosa infección en el oído o
examinar una pata que le duele. Hay que tocar y manipular al perro a
diario, tal vez mientras se le cepilla o se le da un masaje.
Los
ojos, orejas, dientes y encías son particularmente sensibles:
tóquelos siempre con mucha suavidad. Recuerde que el perro no puede
decir con palabras que no le gusta que le toquen cierta parte del
cuerpo, así que, si se resiste, intenta escaparse o amaga con
morderle, no se enfade ni se muestre agresivo. Deténgase, vaya a
buscar un juguete o golosina y vuelva a intentarlo con mucha
delicadeza. Si no opone resistencia, prémielo.
Tocar
a un Perro Desconocido
Si
desea acariciar al perro de otra persona, pida permiso antes
de hacerlo. Si el propietario acepta de buen grado, asegúrese de que
el perro está de acuerdo también. De lado y evitando mirarle de
forma directa, ofrézcale su mano para que la olfatee. Su reacción
suele ser muy significativa: si el perro se acerca a olerla o a
saludarle, no tiene por qué haber ningún problema.
Si
el perro retrocede, echa hacia atrás las orejas o parece
incomodarse, no siga adelante. Si posa su mano sobre la cabeza o el
cuello del perro, éste podría sentirse amenazado; es mejor que le
rasque con suavidad el pecho o bajo la barbilla la primera vez que lo
toque. Muchos perros piden entonces más caricias acercándose más
al desconocido o dándose la vuelta para que les rasquen los cuartos
traseros, en el lenguaje de los perros, es una invitación a la
amistad.
Por:
Erik Farina (Etólogo Canino)
Contacto: psicolmascot@gmail.com
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