Cuando analizamos el comportamiento social de la mayoría de los mamíferos nos encontramos que el principio de autoridad es inherente a casi todas las especies. En algunas la necesidad de autoridad se transforma en jerarquía social y de esta forma sus sociedades se estructuran en pirámides donde los líderes ocupan los escalafones más altos.
En los cánidos nos encontramos que dicha autoridad se desarrolla dentro de las propias familias en los cánidos considerados no sociales como por ejemplo el Chacal, el Zorro, o el Cuón. En los considerados sociales dicha autoridad se desarrolla en su estructura social correspondiente, como por ejemplo los Lobos, los Lycaones y por supuesto los Perros.
En los humanos también se produce dicha necesidad de liderar y ésta se desarrolla en el seno de la familia ( autoridad a los padres, hermanos mayores), en la vida laboral ( autoridad al jefe) y por supuesto en el ejercito.
Parece entonces básico que la autoridad es la herramienta fundamental para alcanzar o frenar el liderazgo y el resultado del instinto jerárquico. Dicha jerarquía permite que el grupo se organice y como resultado se fortalezca y distribuya sus fuerzas para poder sobrevivir.
La jerarquía en el perro
Cualquiera que entienda poco de perros se habrá dado cuenta que para nuestros canes el acto de dominar o ser dominado es algo cotidiano en parques y jardines.
El perro busca siempre un líder y si no lo encuentra será el mismo quien se proclame en su propio líder. El perro debe encontrar su puesto en la familia y este debe ocupar el último escalafón de la pirámide jerárquica. Los niños en muchas ocasiones no intervienen y quedan al margen de la competividad del perro ,pero en ocasiones ejemplares dominantes resultan conflictivos a la hora de rivalizar con los más pequeños de la casa. Cuando un perro domina de forma contundente o agresiva a un miembro de la familia se produce un grave problema de convivencia , difícil de suprimir y que debe ser resuelto por los propios aspirantes. Cuando uno de ellos es un niño y el perro mantiene su actitud intimidatoria,el ejemplar debe ser apartado de la familia , ya que en el futuro puede ser causa de accidentes.
Para que un ejemplar resulte más o menos dominante, se juntan varios factores.
A/ Aptitud o predisposición genética a la dominancia.
B/ Educación temprana: imprinting.
C/ Necesidad de encontrar un líder.
A- La predisposición de un ejemplar a la dominancia viene determinada en muchos casos por principios genéticos y hormonales. Los ejemplares dominantes dan mayor número de hijos dominantes. De esta forma líneas genéticas de numerosas razas caninas son genéticamente tendentes a la dominancia. A su vez son varias las razas caninas que reúnen un mayor número de ejemplares con tendencia a la dominancia.
Podríamos hablar que cuando el nivel de dominancia o necesidad de autoridad de una raza es estadísticamente elevado disminuye su capacidad de adaptación a los ambientes familiares ( Es decir a la convivencia con niños y personas débiles de carácter). De todos es sabido que los grandes molosos suelen tener un mayor nivel de dominancia que los pastores o los bracoides, pero no por ello se puede decir que todos los ejemplares de una misma raza lo sean.
B -La educación temprana es fundamental para que el cachorro acepte que su puesto jerárquico es el último en el escalafón familiar. Todos tratan en un momento de imponer su mando, de medir nuestra autoridad y por eso debemos ser inflexibles, castigando en el momento adecuado y de la forma adecuada. Entre ellos la autoridad se marca desde el primer día, las madres castigan con mordiscos a los cachorros que quieren comer de su comedero, con el tiempo un gruñido de la madre indica “ respeta mi alimento, yo mando”. Los ejemplares jóvenes en grupo son revolcados y sometidos por los ejemplares adultos con el fin de que aprendan el consabido respeto a la autoridad. Un ejemplar joven recibirá una soberana paliza si no le rinde sumisión a un ejemplar adulto y dominante. Por lo tanto si entre ellos existe la jerarquía, entre ellos y nosotros mucho más, ya que la sociedad humana no puede ni debe permitir que sean ellos los que imponga su despótico mando.
C -Todo perro necesita un líder que le de seguridad, si el perro ve flojear la autoridad de su dueño , la propia inseguridad le llevará a autoprotegerse haciéndose “jefe”. De cachorros gruñen cuando les llevamos la contraria o cuando le tocamos un juguete, con nueve meses no permiten que les molestemos cuando duermen, y de mayores nos encontramos que el liderazgo ya está establecido y que destronar al “ jefe” resulta peligroso. Por eso es absolutamente imprescindible que el ejemplar este dominado antes de que llegue a su pubertad, es decir antes del primer celo en la hembra y cuando el macho levante la pata par orinar ( Signo hormonal).
Como detectar al dominante
Desde que son cachorros les gusta medir sus fuerzas con sus congéneres, en sus actitudes y sus gestos se empieza a vislumbrar el más seguro del inseguro, en una palabra, el más dominante del más sumiso.
Desde que son cachorros les gusta medir sus fuerzas con sus congéneres, en sus actitudes y sus gestos se empieza a vislumbrar el más seguro del inseguro, en una palabra, el más dominante del más sumiso.
Campell en su conocido test de carácter para cachorros desarrolló una prueba para poder medir la capacidad de liderazgo de un ejemplar a partir de las 8 semanas de vida. A partir de Campell hemos sido muchos los que hemos creado nuestro propio sistema de detectar la dominancia de un ejemplar. En todo caso ,dos son las pruebas determinantes que pueden ayudar a detectar al futuro perro dominante.
1- Observar la actitud en la que se acerca a los desconocidos.
Si el ejemplar viene a nosotros con el rabo alto, y nos mordisquea osadamente , estamos delante de un ejemplar seguro que puede con más seguridad volverse dominante. Si el ejemplar no se atreve a acudir a la llamada del extraño o le gruñe estaría dando indicios de un posible perro miedoso o tímido. La forma intermedia con una cola más bien baja y un comportamiento sociable y cariñoso será la actitud que buscamos en un ejemplar de familia.
2- Al voltearlo o ponerlo panza arriba inmovilizándolo del cuello durante 1 minuto observamos que el ejemplares se resiste , se debate, lucha y se enfada. En este caso nos encontramos nuevamente con un posible futuro perro dominante. La sumisión y el sometimiento es el comportamiento adecuado para un perro de familia.
Consejos para tener autoridad
1- No creer que los perros son personas, ni que los perros son capaces de pensar. Somos nosotros los que tenemos que descender a nivel canino y no pretender que ellos ascienda al nivel humano.
2- Leer sobre el comportamiento social de los lobos u observar a los perros en un parque, tratando de comprender que para ellos no existe la democracia sino la dictadura más despótica. Nosotros con nuestra inteligencia podemos aplicarla sin faltarles el respeto y sin tener que humillarles.
3- Cuando el castigo físico es imprescindible , hágalo con las manos y con dignidad. Utilice la voz y asuste con ella . No utilice instrumentos ( zapatillas, palos, periódicos enrollados, cinturones...) estaría humillándole y no entendería lo que tratamos de imponerle.
4- Tenga en cuenta que en el reino animal la autoridad solo puede ser adquirida a través del castigo, empleado en el momento justo y de la forma adecuada. Los castigos tardíos carecen de significado y no pueden ser entendidos por el can.
5- Antes de castigar evalúe en pocos segundos si el animal merece la reprimenda. Los castigos más necesarios y contundentes deben ser los derivados de la agresividad hacia los miembros de la familia. Permitir un acto agresivo, por leve que sea, es abrir la puerta de la falta de respeto a la autoridad.
Problemas sociales derivados de la falta de autoridad
Se estima que el 70% de los problemas caninos en las grandes ciudades vienen determinados por la falta de autoridad de los dueños.
Entre los problemas más frecuentes derivados están:
1. DESOBEDIENCIA GENERALIZADA: Para que un perro obedezca es imprescindible que respete a su dueño. Muchos perros adiestrados solo obedecen a su adiestrador y no a su dueño porque el propietario carece de autoridad, es decir el perro no le respeta. De nada sirve conocer la orden si no existe la intencionalidad de ejecutarla. El perro sin autoridad no obedece nada más que cuando le interesa.
2- CONVIVENCIA DESAGRADABLE. Un perro desprovisto de autoridad hace la vida difícil a sus dueños. Convierte la casa familiar en su perrera y trata de imponer su mando con la rebeldía, los ladridos etc.
3. ATAQUES A SUS DUEÑOS: Muchos perros dominantes desprovistos de autoridad se pueden tornar agresivos hacia sus dueños en los momentos que se les exige algo en su contra o se les molesta ante comportamientos de arraigo instintivo. Un perro de comportamiento normal y cariñoso al no tener un freno jerárquico puede responder mordiendo a su dueño cuando este le trata de bajar de un sofá, quitar un hueso de la boca, despertarle, apartarle de una perra en celo, acercarse a su comida o darle una pastilla en la boca...
LA AUTORIDAD ES LA UNICA HERRAMIENTA QUE DISPONE EL HOMBRE PARA PODER FRENAR LA NATURAL NECESIDAD DEL PERRO DE CONVERTIRSE EN LIDER.
Por: Erik Farina (Etólogo Canino)
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